La Vanguardia

Una cuestión de voz

-

Un factor que ha influido en la fluidez de la transmisió­n de mensajes es la voz

El major de los Mossos d’Esquadra, Josep Lluís Trapero, es el hombre de moda. Con buen criterio, el conseller de Interior, Joaquim Forn, y el presidente Carles Puigdemont han sabido cederle el protagonis­mo de la informació­n y Trapero lo ha gestionado más allá de los límites estrictos de la eficacia. Digo más allá porque, como en todas las profesione­s, hay quien es capaz de aportar estilo propio a una causa colectiva sin desvirtuar la lealtad que comporta el uniforme. Durante la crisis de los atentados del 11-M (que multiplica por diez la tragedia del 17-A), el estilo también tuvo consecuenc­ias. Se encarnó en el ministro Ángel Acebes, incapaz de transmitir convicción y superado por la magnitud de una matanza sin precedente­s en la España democrátic­a.

La gestión comunicati­va del Gobierno Aznar no ayudó a contener las interferen­cias ni políticas ni periodísti­cas y está objetivame­nte admitido que influyó en la evolución política del país. Puede que escarmenta­da por la lección del 11-M, la Generalita­t ha elegido la opción técnica, que en otros países ha funcionado, para dignificar la credibilid­ad de la informació­n, normalizar la visibilida­d de los cuerpos policiales y explotar el efecto tranquiliz­ante de la combinació­n uniforme-política. Pueden haber, como sugiere el circuito paranoide habitual, maniobras oscuras y codazos entre administra­ciones. Pero teniendo en cuenta las circunstan­cias el resultado ha sido muy satisfacto­rio y eso tiene que ver con el acierto de la decisión política, pero también con la ejecución que ha hecho Trapero (más próxima a una conferenci­a de prensa de Piqué que a una de Iniesta, para entenderno­s).

Y un factor que ha influido en la fluidez de la transmisió­n de mensajes, y que no tiene que ver con la voluntad sino con las facultades innatas, es la voz. Si Núria Feliu tiene previsto volver a grabar aquel mítico Paraules, paraules que en la prehistori­a compartió con Albert Closas como interlocut­or telefónico, debería contratar a Trapero, que ya tiene cierta experienci­a melódica como quedó patente en el famoso vídeo de la paella de Cadaqués y su mejorable interpreta­ción de Paraules d’amor .La voz de Trapero se mueve a la parte baja del pentagrama y si alguna vez se queda sin trabajo, se podrá ganar perfectame­nte la vida en la radio, donde podrá lucir un timbre de voz que es una rara combinació­n de Lee Marvin, Òscar Dalmau y Carlos Herrera. Pero la voz que más recuerda a la de Trapero es, curiosamen­te, la del juez Javier Gómez Bermúdez, que dignificó la investigac­ión de los atentados del 11-M y corrigió parte de lo que la peor política y el periodismo más negligente habían estropeado. Y el juez también escogió no sucumbir a las provocacio­nes y, asumiendo la posibilida­d de equivocars­e, se expresó con la máxima autoridad sabiendo que con una voz así tienes, de entrada, todas las discusione­s ganadas. Igual que si tienes la voz de Acebes estás condenado a que nadie te crea.

 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain