Trump amenaza al Congreso si no le da dinero para el muro
El presidente amenaza con cerrar el Gobierno si el Congreso no avala el muro
Hacía tiempo que Donald Trump no hacía tanto de Donald Trump como en el discurso del martes por la noche en Arizona, cuando el presidente de Estados Unidos pareció sentirse en uno de esos mítines histéricos del comienzo de su campaña y protagonizó 77 minutos surrealistas en la política estadounidense. En una hora y cuarto le dio tiempo de fantasear con salir del Tratado del Libre Comercio de América del Norte (TLC), de insinuar que indultará al exsheriff cazainmigrantes Joe Arpaio, de llamar “gente enferma” a los periodistas, de alterar la historia de su país y hasta de declarar en público que “respeta” que Kim Jong Un porque “está empezando a respetarnos” después de provocar la mayor escalada de tensiones en el Pacífico en décadas. Y sin un solo silencio.
Pero de todo el discurso de anteanoche, lo más insólito fue poner al Congreso en jaque y amenazar con cerrar el Gobierno si no accede a financiar su muro con México.
“Aunque tengamos que cerrar nuestro Gobierno, vamos a construir ese muro”, dijo en el Centro de Convenciones de Phoenix, abarrotado de miles de frenéticos seguidores. “Los estadounidenses votaron por el control de la inmigración, vamos a tener ese muro”, repitió. De paso, llamó “obstruccionistas” a los demócratas y volvió a poner sobre la mesa la idea de que el Senado comience a aprobar la legislación por mayoría simple para acelerar su agenda. Una idea en la que no están de acuerdo ni senadores republicanos, que prefieren el sistema tradicional, es decir, que los grandes proyectos legislativos como el presupuesto federal requieran el consentimiento de 60 de los 100 integrantes de la Cámara Alta. Trump ha pedido 1.600 millones de dólares para el muro, la principal promesa de su campaña, pero los republicanos no parecen muy interesados en aumentar el déficit del Gobierno.
No contento, ayer recurrió a su campo de juego favorito, Twitter, para seguir con el tema y alabar al
amazing público de Arizona, excepto uno de sus senadores: “¡No soy fan de Jeff Blake, débil en el crimen y en la frontera!”. Blake, republicano, ha cuestionado la efectividad de una barrera en la frontera sur. El más veterano senador de Arizona, John McCain, se debía estar poniendo las manos a la cabeza.
Otro momento extraño para el partido debía ser cuando el presidente decidió tirar por tierra los esfuerzos de su equipo en las renegociaciones del TLC, que comenzaron hace una semana. Trump recurrió a un discurso político –que no tenía otro propósito que allanarse un terreno amigo para el 2020, o darse una dosis de autoestima– para amenazar con retirar a su país del acuerdo con México y Canadá, que juntos representan el 28,5% del comercio exterior de EE.UU. “Probablemente acabaremos abandonando el TLC en algún momento, ¿OK?”, declaró tras decir que no van a ser capaces de conseguir un pacto beneficioso. Tanto México como Canadá han calificado esta última amenaza de “tácticas de negociación” para volver a su favor un importante pacto comercial.
Ya desatado, sus minutos más aplaudidos por el entregado público de Phoenix fueron cuando insinuó que iba a indultar a Joe Arpaio, el exsheriff de Arizona que se dedicaba a aterrorizar a los hispanos para cazar a indocumentados. “¿A quién de esta sala le gusta el sheriff Joe?”, preguntó. El auditorio se volvió loco. “Ha sido condenado por hacer su trabajo... ¿Pero sabéis qué?
Voy a hacer una predicción... Creo que va a estar bien, ¿OK? No lo puedo decir hoy porque causaría una gran controversia”. Esto significa que el presidente de EE.UU. podría anular la condena de una juez federal que castigaba a un sheriff abiertamente racista por desoír las órdenes de otro juez que le prohibía seguir con sus redadas ilegales.
Sobre la principal crisis política de su verano –con el permiso de Corea del Norte–, su negativa a condenar a los supremacistas de Charlottesville, Trump culpó de todo a los periodistas “enfermos” que no han querido transmitir sus palabras con justicia. “La CNN da pena, la CNN da pena”, gritaban los trumpistas.
“Y para que lo sepáis del servicio secreto: no hay demasiada gente fuera protestando”, aseguró. En el exterior del auditorio, la división que asola el país quedaba retratada en forma de protestas. Un hombre con un altavoz dijo que los manifestantes latinos debían estar en la cocina. Una mujer le preguntaba a un vendedor hispano si tenía papeles. Un antitrumpista enseñaba un símbolo del presidente con cuernos. Un día de tranquilas manifestaciones se torció después del mitin: la policía recurrió a gases lacrimógenos después de que alguien lanzara rocas y botellas a sus agentes. Cuatro personas fueron arrestadas. Es la América de Trump.
SOBRE EL ACUERDO COMERCIAL Echa por tierra las negociaciones del TLC: “Lo abandonaremos en algún momento”
SOBRE CHARLOTTESVILLE Culpa de todo a los periodistas “enfermos” que no quieren transmitir sus palabras