Angola vota por el relevo, al cabo de 38 años, del presidente Dos Santos
João Lourenço, titular de Defensa y candidato, garantiza la continuidad del MPLA
José Eduardo dos Santos va a dejar la presidencia de Angola definitivamente después de 38 años. Los angoleños votaron ayer, en un ambiente de calma y tranquilidad, para elegir un nuevo Parlamento, el cual nombrará al presidente. Dos Santos, veterano de la guerra de independencia y factótum desde siempre del Movimiento Popular para la Liberación de Angola (MPLA), se hizo con el control del partido, y con el poder, a la muerte de Agostinho Neto en 1979. A punto de cumplir 75 años, ha dejado paso a su ministro de Defensa, João Lourenço, como candidato a sucederle, pero conservará en sus manos las riendas del MPLA.
João Lourenço tiene 63 años, fue combatiente en la guerra contra la colonización portuguesa y en la guerra civil que desangró Angola a partir de entonces y durante 27 años, con el gobierno del MPLA de un lado, apoyado por la Unión Soviética y Cuba, y del otro la guerrilla de Jonas Savimbi, la Unión Nacional para la Independencia Total de Angola (Unita), respaldada por Estados Unidos y la Sudáfrica del apartheid.
Lourenço tiene fama de hombre tranquilo y reservado, más acostumbrado a tratar con militares que a tener una actividad pública, pero los votos le vendrán de una mayoría –al menos aparente– de angoleños leales al MPLA, a pesar del empobrecimiento que ha ido sufriendo el país en los últimos años –gran productor de petróleo, la caída del precio del crudo le ha castigado–, el desempleo y los casos de corrupción o de acaparamiento de los recursos económicos por la élite, como la hija y el hijo de Dos Santos, que se ocupan de una petrolera y de los fondos soberanos del país.
Es por eso que algunos creen que Lourenço no pasará de ser un presidente feudatario de Dos Santos, que goza de inmunidad por ley. Eso sí, el candidato ha prometido combatir la corrupción e impulsar la economía.
Los rivales de Lourenço y el MPLA son, por supuesto, la gente del partido y antigua guerrilla Unita, dirigida por Isaías Samakuva. En el 2012, Unita perdió las elecciones ante el MPLA, que obtuvo el 72%, y denunció irregularidades en el proceso. Unita se ha ido reforzando desde entonces y sus mítines han reunido cada vez más público, según el observatorio Africa Confidential.
Pero en esta ocasión hay un tercer partido contrincante, la Convergencia Amplia de Salvación de Angola-Coalición Electoral, o CASA-CE, formada ese mismo año 2012 y que está arrastrando al electorado joven con la promesa de acabar con medio siglo de bipartidismo. Más de dos tercios de los 25 millones de angoleños tienen menos de 25 años y la tasa de paro oficial es del 20%. Muchos de los 9,3 millones de electores registrados votaron ayer por primera vez.
El éxito de CASA-CE podría acabar con las mayorías parlamentarias y, al menos esa es su intención, romper con el clientelismo político del que también se beneficia Unita. El líder de la coalición y candidato presidencial es precisamente un antiguo lugarteniente de Jonas Savimbi, Abel Chivukuvuku.
Los primeros resultados, no oficiales, de las elecciones se conocerán mañana viernes pero los oficiales se harán esperar quizás un par de semanas, debido a las dificultades de acceso a lugares remotos. Unita ha advertido que encabezará protestas si considera que el MPLA ha manipulado los resultados.
En este sentido, la Unión Europea rechazó ya el mes pasado enviar observadores electorales al no obtener del Gobierno angoleño respuesta a sus requerimientos. Entre otras cosas, la UE pedía tener acceso a todas partes del país durante la jornada electoral y firmar con el Gobierno un memorándum de entendimiento. Pero el ministro de Exteriores, Georges Chikoti, rehusó y dijo que “no esperamos que venga nadie a imponernos sus criterios sobre las elecciones y darnos lecciones, así como nosotros no esperamos darlas tampoco”. Al final, la UE envió sólo un equipo reducido de cinco miembros a la capital, Luanda.
Una nueva coalición electoral atrae a los jóvenes con el fin de acabar con medio siglo de bipartidismo La Unión Europea no envió observadores al no cumplir el Gobierno angoleño sus condiciones