Las tensiones políticas enturbian un acto que llamaba a la unidad
Los dirigentes eluden la polémica e insisten en su coincidencia contra el terror
El acto de la plaza Catalunya, de mensajes breves y contundentes, llamó a la unidad contra el horror. Rosa Maria Sardà y la activista Míriam Hatibi pusieron voz a ese deseo que, no obstante, quedó en un segundo plano ante la tensión política que se vivió durante la marcha.
Los silbidos, pancartas y algunos gritos rodearon, a pesar del cordón policial, a la comitiva política e institucional hasta llegar a la plaza que ya estaba engalanada por decenas de estelades cuando los dirigentes hicieron su entrada. Algunos de los voluntarios –miembros de entidades– que tenían que repartir las flores en esta zona, se ocuparon de colgarlas cuando el espacio estaba todavía cerrado al público.
Una plaza en la que los políticos –casi todos, en diferente grado, recibieron algún insulto o al menos algún grito de “fuera, fuera”– no se quisieron salir del guion, del mensaje pactado frente al terror: el del rechazo a la violencia, la solidaridad, el empoderamiento de los servicios públicos y de la ciudadanía.
En sus valoraciones también ensalzaron cómo se actuó frente a la tragedia y la mayoría quitaron importancia a los silbidos. Algunos ni siquiera hicieron referencia a los mismos.
“La libertad de expresión por encima de todo, pero tampoco tenemos que magnificar algunas cosas”, manifestó el president Carles Puigdemont al acabar el acto quitando hierro a la pitada, destacando que la manifestación, por el contrario, fue un clamor inequívoco y transversal en favor de la paz. En declaraciones a TV3 también subrayó la colaboración con el Gobierno central en la gestión de los atentados desde el minuto cero. “Decir lo contrario sería mentir”.
El presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, limitó sus declaraciones a un tuit completamente neutro: “En Barcelona, por las víctimas y por la libertad”. “Los socialistas estaremos siempre en la defensa de la paz, la libertad y la convivencia”, expresó el secretario general del PSOE, Pedro Sánchez, como hizo Rajoy a través de la misma red social.
El vicepresident Oriol Junqueras se limitó a destacar la demostración “de amor por la libertad y la democracia” que, a su juicio, fue la manifestación. La expresión de “una sociedad que está simultáneamente dolorida por estos actos de violencia y que se siente orgullosa de sus trabajadores y sus cuerpos de seguridad y que, legítimamente se siente orgullosa de sí misma”.
“Hemos enseñado al mundo que no tenemos miedo, que podemos vivir con libertad, que queremos vivir en paz, que somos gente diferente, plural, con valores intocables y que hay una unidad granítica para que nadie ataque la paz y la libertad”, añadió el conseller de Presidència, Jordi Turull, que también quitó importancia a los silbidos. “Lo más importante es la cantidad de gente que ha venido a defender los valores de paz y libertad”, añadió.
La presidenta del Parlament, Carme Forcadell, aseguró que la manifestación puso de manifiesto que Catalunya es un lugar de acogida. “Ni la violencia ni la barbarie nos hará cambiar”, aseguró a la vez
El presidente Mariano Rajoy y Pedro Sánchez ensalzan la defensa de la libertad Puigdemont subraya la colaboración con el Gobierno central en la gestión de los atentados
que felicitó a la “ciudadanía de Catalunya porque una vez más ha demostrado que cuando sale a la calle lo sabe hacer bien y lo hace por causas justas”.
Por su parte, el líder de Podemos, Pablo Iglesias, ciñó los silbidos a la libertad de expresión. “A algunos les gustará más y a otros menos, pero la libertad de expresión es parte de la democracia”, manifestó. “Todos teníamos que solidarizarnos con el pueblo de Barcelona y de Catalunya. Hemos asistido a un ejemplo de cariño y solidaridad de la gente de Barcelona y de Catalunya. Para mí ha sido un honor venir y compartir el dolor y un camino de esperanza, tolerancia y diversidad que ha sido un ejemplo”, añadió el líder de la formación morada.
“No nos dividirán pese a que algunos lo intenten con el terrorismo”, añadió el presidente de Ciudadanos, Albert Rivera que sobre los pitidos y los gritos que enturbiaron la marcha y el acto, lamentó que haya quien politice el dolor de las víctimas. “Cuando muere una persona, no es independentistas, de Ciudadanos, del PP o del PSOE o de CDC; es una persona que ha muerto y eso merece un respeto”, añadió.
“Si su ideología es la muerte, la nuestra es una apuesta decidida por la vida”, proclamó antes de todo este reguero de declaraciones Rosa Maria Sardà desde el escenario, en un acto que duró poco más de diez minutos, en el que se utilizó tanto el catalán como el castellano y que contó con un cartel como telón de fondo del artista Frederic Amat con la leyenda No
tengo miedo en 15 idiomas. El acto se cerró con la lectura de los textos de dos poetas (Federico García Lorca, Josep Maria de Sagarra) y la interpretación por parte de dos violoncelistas (Guillem Gràcia y Peter Thiermann) de El cant dels
Ocells de Pau Casals. “Y no consentiremos que se nos humille ni que nos venza el terrorismo. Porque cuando nos golpeen, en lugar de dividirnos nos encontrarán más unidos en la defensa insobornable de la libertad y de la democracia desde nuestra diversidad de culturas y creencias”, manifestó Míriam Hatibi.
Al final del acto, en la misma plaza, llegó a producirse un momento de tensión entre dos grupos de manifestantes, cuando una persona increpó a otra por llevar una estelada. Algo que desencadenó una pequeña trifulca y, también, una breve estampida.
El acto ha apelado al respeto por todas las creencias y la diversidad cultural El manifiesto indica que la ideología del terror es la muerte “la nuestra: la vida”