La Vanguardia

Contra el terrorismo, libertad

- Carles Puigdemont C. PUIGEMONT es presidente de la Generalita­t de Catalunya

Los atentados de Barcelona y Cambrils nos han puesto a prueba como comunidad humana que aspira a construir desde hace generacion­es el sueño de vivir en un país de convivenci­a, de libertad, de respeto y de paz. Los terrorista­s buscan la muerte y la violencia, y sobre todo buscan que nos matemos entre nosotros. Que empecemos por dejar de confiar los unos en los otros, para recelar del diferente, para proyectar sombras de sospecha sobre el desconocid­o, y que acabemos por consolidar nosotros mismos fracturas sociales sobre las cuales, entonces, sea fácil que triunfe el odio y la violencia. El escenario ideal de aquellos a los que nuestra forma de vivir, de entender la sociedad y de entender el mundo les representa su problema principal, y cuya destrucció­n han convertido en el objetivo de toda su acción criminal.

Es la misma estrategia de los atentados que han sufrido ciudades y países con los cuales nos hermana esta manera de entender el mundo. Y la respuesta que dieron ha sido también la nuestra en estos momentos de dolor inmenso: la normalidad, la persistenc­ia en aquello que queremos ser, el blindaje de nuestro modelo de vida en libertad y respeto, nuestro compromiso con un mundo mejor. No tiene sentido que la agenda de unos criminales asesinos nos altere la nuestra, nos cambie nuestras prioridade­s ni maltrate nuestros ideales. Somos una nación que tiene una firme determinac­ión de contribuir al esfuerzo que hacen otros países para consolidar la paz y lademocrac­ia,paragarant­izarlaslib­ertades en todo el mundo, para erradicar las discrimina­ciones de género, de raza, de creencia, de cultura, de lengua. Por eso nos gusta tanto la noción de libertad para nuestro país. Y por eso cuando alguien nos amenaza, como ahora han hecho estos asesinos, nos enfrentamo­s y plantamos cara. No nos escondemos, no nos resignamos. Les decimos que no tenemos miedo, como miles de personas han hecho codo con codo este sábado en Barcelona en una manifestac­ión de civismo como siempre han sido las manifestac­iones masivas que han llenado las calles de nuestra capital a lo largo de la historia, la más lejana y también la más reciente.

Nos han acompañado muchas personas venidas de todas partes, y también muchos presidente­s y presidenta­s de comunidade­s autónomas, entre otras autoridade­s, a los que agradezco la solidarida­d que me fueron expresando desde las primeras horas que conocimos el alcance del atentado. Su presencia honra a sus ciudadanos, que se han sentido muy próximos al padecimien­to de las víctimas y al de la sociedad catalana y así lo han expresado a través de diferentes muestras de solidarida­d. Que tengan por seguro que esta misma solidarida­d y afecto la correspond­eremos, siempre como ya hemos hecho en el pasado cuando tristement­e se han producido atentados criminales que hemos sentido, también, muy próximos. En este sentido, querría reiterar la idea que desde el Govern de la Generalita­t hemos trasladado desde el primer momento: en la lucha contra el terrorismo, los enemigos son los terrorista­s y los que los ayudan. Ninguna duda. Ni ningún esfuerzo escatimado a la hora de reunir tantas fuerzas y recursos como sean posibles para plantar cara a la principal amenaza que tienen las sociedades democrátic­as.

Es evidente, sin embargo, que la herida provocada por los criminales y la amenaza permanente que nos dirigen sus inspirador­es nos obligan a estar más atentos que nunca y a disponer de nuevas y mejores herramient­as. La principal es que la policía de Catalunya, que es estatutari­amente el cuerpo policial que asume la seguridad pública del país, tenga la presencia y el acceso a los espacios tanto estatales como internacio­nales donde se coordina la informació­n que tienen que conocer los diferentes cuerpos con el fin de alcanzar el máximo nivel de eficacia en la lucha contra el terrorismo. Es una vieja demanda de los gobiernos catalanes, lo es también del nuestro y confío en que los acuerdos a que llegamos en la Junta de Seguridad se cumplirán tal como los consensuam­os.

Contamos, eso sí, con el refuerzo de un elemento indispensa­ble: la cohesión social y la confianza de nuestra sociedad hacia la necesaria acción policial. El retorno a la normalidad, el compromiso de las comunidade­s religiosas, la manera explícita con que las comunidade­s musulmanas de Catalunya han rechazado enérgicame­nte la violencia que se pretende hacer en su nombre, son activos fundamenta­les para poder ganar la batalla al desafío terrorista.

Hoy, la sociedad catalana está más golpeada que antes pero está más movilizada y convencida de ser parte activa de la respuesta. No puede ser sólo una respuesta policial o judicial, ni local o nacional. Hay que dar respuestas, en plural, a diferentes niveles y de manera coordinada con los otros países que persiguen lo mismo que nosotros. Respuestas que abarcan desde la educación hasta la política de prisiones o la salud pública. Y aquí nos hacemos falta todos, sin exclusione­s. Este es un compromiso irrenuncia­ble, ahora y siempre. Pase lo que pase, Catalunya será un espacio siempre comprometi­do con la libertad y formará parte de la larga cadena de sociedades y países que han tomado conciencia que la libertad en casa depende también de que haya libertad en la casa del vecino. Que quiere decir que los seres humanos que viven allí disfruten de libertad y del respeto a los derechos humanos.

No tiene sentido que la agenda de unos criminales asesinos nos altere la nuestra, cambie nuestras prioridade­s

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ANA JIMÉNEZ La respuesta. Miles de personas han pasado por la Rambla en los últimos días para expresar su rechazo a la violencia
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