El Rey, primer manifestante
Felipe VI aguantó los silbidos y abucheos de una parte de los asistentes
Si el Rey participó ayer en la manifestación convocada en Barcelona lo hizo por una doble razón; una obligación moral y un deber institucional. Era la primera vez que el Jefe del Estado participaba en una manifestación ciudadana y lo hizo con el propósito de dar, dentro y fuera de España, el máximo relieve al rechazo contra el terrorismo y al compromiso institucional en la lucha contra la barbarie. Con todo, el Rey no se libró de los pitidos y los abucheos con los que fue recibido por parte de los manifestantes, que se situaron precisamente cerca de la cabecera de la manifestación.
La presencia del Rey supone un hecho histórico al ser su primera participación activa en una convocatoria de este tipo. Esta decisión responde a su deseo de mostrar la solidaridad de la más alta institución del Estado con las víctimas y representar también la unidad en la lucha contra el terrorismo de toda la sociedad española.
Aunque la decisión de asistir se tomó en un primer momento, la presencia del Rey no se hizo pública hasta el pasado jueves por la noche para evitar la polémica. Sin haberse anunciado, la participación del Rey en la manifestación estuvo precedida por el rechazo de las fuerzas políticas más radicales, principalmente la CUP e, incluso desde la Generalitat se intentó minimizar la presencia de los Reyes en Barcelona con la protesta de la Conselleria de Treball, Afers Socials i Famílies, sobre el uso de las fotos con los menores heridos a los que los Reyes, acompañados del conseller de Salut, Toni Comín, visitaron en dos hospitales. La Zarzuela aclaró que tenía autorización expresa de los padres y del hospital, pero en el ambiente quedó la especie de que los Reyes habían utilizado esas visitas para su propia promoción. La alcaldesa de Barcelona, además, quiso poner la presencia del Jefe del Estado al mismo nivel que la de cualquier otro ciudadano cuando aseguró que sería bienvenido pero no invitado.
Con estos prolegómenos, ayer el Rey bajó del coche en pleno paseo de Gràcia y sonaron los silbidos. El Rey siguió caminando y continuaron los silbidos v también algunos abucheos, procedentes de quienes se encontraban cerca de la doble cabecera de la manifestación, asistentes que portaban banderas independentistas y pancartas en contra de la presencia del Rey y de las autoridades del Estado. También cuando aparecía la cabecera de los políticos en las pantallas gigantes del recorrido se reprodujeron las protestas.
El Rey, mientras iban amortiguándose los silbidos, se dirigió a los agentes de los Mossos d’Esquadra situados en la cabecera de la manifestación e hizo el gesto de aplaudirles, un agradecimiento que también trasladó, dando la mano uno por uno, a los representantes de la Guardia Civil, de la Policía Nacional, de las policías locales y a representantes de los cuerpos de emergencias y sanitarios que atendieron a las víctimas en los atentados.
Después, con los silbidos ya silenciados, el Rey se colocó en el puesto que le indicaron en el centro de la hilera de autoridades trufada con jóvenes que representaban a diversas confesiones religiosas y se inició la marcha. Al acabar el acto y antes de partir hacia Madrid, saludó a la actriz Rosa María Sardà y a la activista Miriam Hatibi.
El Rey había expresado con su presencia su particular manera de ejercer sus funciones. En el recuerdo las palabras con las que inició su reinado: “La Corona debe buscar la cercanía con los ciudadanos, saber ganarse continuamente su aprecio, su respeto y su confianza”.
El Jefe del Estado acudió por primer vez a una manifestación ciudadana para dar más relieve a la protesta