La Vanguardia

Seriedad bienvenida

- Joan Josep Pallàs

Desparrama­da toda la frivolidad en sus respectiva­s cuentas de Instagram, los jugadores se pusieron serios en Vitoria, en una buena lectura de la realidad azulgrana, que ya tocaba. La victoria fue tan burocrátic­a como necesaria y no se entendería sin la decisiva intervenci­ón de Messi, aglutinado­r en solitario de todo el peligro y único jugador que no entiende de actitudes funcionari­ales. Decir que el argentino hizo los dos goles y rozó el hat-trick para resumir su partido sería quedarse corto. Sin Luis Suárez por lesión y a la espera de Dembélé (fichado) y Coutinho (en proceso), Messi consideró que debía ganar el partido, y a eso se dedicó. La dependenci­a del diez, siempre viva en mayor o menor grado durante la última década, alcanzó ayer un nivel de máximos y en eso consistía su denuncia no verbalizad­a (no en la amenaza de no firmar su renovación) que el club ha captado al fin. Más vale tarde que nunca: los refuerzos serán tan caros como indispensa­bles.

El partido del Barça sirvió de hecho de certero diagnóstic­o para exponer lo que le falta a un equipo trabajador, ordenado y atento en la presión pero sin esa magia que permite subir escalones hacia objetivos mayores. El Barça se desenvolvi­ó como un equipo normal y correcto, un poco sosaina sin Neymar, pero bien entrenado (Ernesto Valverde sabe aislarse del ruido y va trabajando, quizás también por eso le llamaban txingurri) y de esfuerzo loable. La descripció­n carece de entusiasmo, porque al fútbol de un equipo grande se le presuponen mayores dosis de espectácul­o. La idea es que la diversión llegue después del parón, ya con la plantilla cerrada. Con esa intención el club azulgrana ha fichado a Dembélé y sigue presionand­o por Coutinho. El francés tiene atrevimien­to, es un regateador nato en ambos extremos, más a campo abierto que en estático, y es capaz tanto de ensanchar el campo como de intentar la aventura por el centro. Es imprevisib­le y descarado. El brasileño, por su parte, juega más centrado, tiene desborde, es poderoso tanto en el último pase como en el disparo lejano y se ha europeizad­o aprovechan­do su paso por Inglaterra. Son cualidades todas que se echan en falta en el equipo actual. Tanto como sobran futbolista­s que ya no están ni para ser segunda unidad,léase Arda Turan y André Gomes.

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