Draghi y Yellen propulsan al euro a máximos desde el 2015
Para los analistas la retirada de los estímulos por el BCE será lenta
Los inversores habían puesto muchas expectativas en una mayor concreción de la política monetaria futura en el encuentro de Jackson Hole, en las montañas de Wyoming. No la hubo. Pero la reivindicación de la política aplicada por la Fed durante la crisis por parte de Janet Yellen, y el calculado silencio de Mario Draghi, matizado sólo por una afirmación como “[es posible] permanecer durante un periodo largo con tipos bajos sin efectos secundarios en la estabilidad financiera”, bastaron para propulsar al euro frente al dólar hasta máximos no vistos desde enero del 2015 (un cambio de 1,1941), en la medianoche del viernes.
No hubo detalles sobre qué pasos se van a seguir, pero sí la convicción, después de una intervención centrada casi en su totalidad en la denuncia del proteccionismo y en la defensa de las políticas de regulación financiera, de que Draghi y el BCE retardarán el máximo posible la retirada de los estímulos en Europa, la conocida como QE (expansión cuantitativa). La respuesta al silencio del banquero sobre los próximos pasos que seguir fue la apreciación en los mercados de divisas del euro frente a la moneda estadounidense. Para ello contó también con la colaboración de Yellen. Al eludir concretar nuevas subidas de tipos de interés en Estados Unidos, la presidenta de la Fed contribuyó a debilitar al dólar frente al euro.
El interés de los inversores se desplaza ahora a la primera reunión del BCE en octubre, donde deberán tomarse las primeras decisiones. Desde que en el año 2014 iniciara la política de compra de deuda pública y privada (80.000 millones de euros mensuales primero, 67.000 millones mensuales después), el banco ha acumulado deuda por un importe de 2.400 billones de euros. El cómo y cuándo se deshace ese camino es algo muy complejo. Porque la política del BCE no sólo se reduce a esas compras. Se completa también con tipos de interés negativos y con la llamada “forward guidance”, la orientación de las expectativas futuras de los inversores mediante el preanuncio de sus decisiones.
Las advertencias de Yellen ante los riesgos de un excesivo optimismo en los mercados, y su defensa de la regulación aplicada en el sistema financiero desde el 2018, debe entenderse también como una afirmación de su política frente al ala más dura del partido republicano en la que puede ser su última intervención antes de que acabe su mandato, en el febrero del 2018.
Los republicanos quieren desmantelar la ley Dodd-Frank del 2010, que incluía un aumento de la supervisión de las exigencias de capital a los grandes bancos. El objetivo está entre las prioridades de la presidencia de Donald Trump. Su consejero económico, Gary Cohn, es un hombre que procede del banco de inversión Goldman Sachs y que ha sonado como uno de los posibles sucesores de Janet Yellen en la presidencia de la Fed.
Por si no lo tenía suficientemente claro, Trump sabe desde el viernes cuál es la opinión de Janet Yellen sobre esa cuestión. Y convierte en cada vez más improbable una hipotética renovación de la presidenta de la Fed en el cargo.
Los analistas esperaban una mayor concreción del encuentro de banqueros en Jackson Hole