La Vanguardia

Froome se lleva la etapa y refuerza su jerarquía

El líder se impone con superiorid­ad clara en otro final explosivo

- XAVIER G. LUQUE Barcelona

En el mercado municipal de El Poble Nou de Benitatxel­l, en la comarca alicantina de la Marina Alta, concluyó hace pocos días, el 15 de agosto, una exposición fotográfic­a chocante. Mediante unas imágenes inéditas del arquitecto Pedro Cascales, realizadas en 1973, se podía comprobar cómo se había modificado el paisaje del Puig de la Llorença. Cómo, en una zona virgen, había crecido la macrourban­ización la Cumbre del Sol, que ha convertido toda la falda de la montaña en un nido de viviendas. Miles y miles de casas con piscinita y garaje esparcidas por todas partes. Casas, calles asfaltadas y desniveles. Muchos desniveles que ayer acogieron el final de etapa de la Vuelta a España y certificar­on, si hacía falta, el dominio absoluto de Chris Froome en esta carrera que hoy llega a su primer día de descanso.

“¡Increíble, fantástico, qué gran trabajo de todos!” Froome ofreció su habitual repertorio de elogios al equipo y de expresione­s de alegría en la meta de la Cumbre del Sol. La Vuelta ya había plantado allí su bandera hace dos años (victoria y liderato para Tom Dumoulin). Aquel día el británico entró segundo (a 2s). Y aprendió la lección. “Esta mañana antes de la salida –explicaba ayer después de vencer– he vuelto a revisar aquella etapa. Para ver y calcular cuál era el lugar justo para atacar”.

Programaci­ón cuidadosa, fuerzas más que sobradas (personales y de equipo) y victoria clara. El menú habitual de un Sky que no tiene límites. Ayer mismo anunció que el brillante vencedor del Tour del Porvenir, el colombiano Egan Bernal, vestirá los colores del equipo británico el año que viene. La maquinaria no se detiene.

Froome se mantuvo bajo la protección de sus gregarios todo el día. Por delante, como supervivie­ntes de una escapada, marchaban el sueco Tobias Ludvigsson y el catalán Marc Soler. Todavía tenían un minutito a 25 kilómetros del final. Medio, a 15. Nada, a seis mil metros, cuando los favoritos pusieron en marcha el rodillo de la victoria. “Sabíamos que no llegábamos”, dijo el ciclista del Movistar. “Pero hemos querido dar guerra, que les costara. Me quedo con ganas de volver a intentarlo”.

Anulados Soler y compañía, Bardet probó suerte. Nada. También

LA EXPLICACIÓ­N DEL BRITÁNICO “Por la mañana revisé la etapa de hace dos años, para calcular el lugar justo donde había que atacar”

el ecuatorian­o Carapaz, del Movistar. Nada. Y De la Cruz, siempre valiente. Nada de nada. Hasta que Mikel Nieve cerró su horario de trabajo y dio paso a Froome. El cambio de ritmo del keniano a 500 metros del final fue demoledor. Contador, que había ido a su rueda constantem­ente, cedió. Chaves y Woods fueron los más consistent­es, pero siempre por debajo del líder, que cada día lo es más. Ayer, en la Cumbre del Sol, en los descampado­s en blanco y negro del Puig de la Llorença, Froome asfaltó su camino hacia la victoria final. Y se apuntó la primera etapa de toda la temporada. ¡Aún no había levantado los brazos en todo el 2017!

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JAIME REINA / AFP Froome celebra la victoria

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