La Vanguardia

Servicios de inteligenc­ia europeos abordarán en Madrid el terrorismo

Rajoy participa en la cumbre entre Europa y África sobre inmigració­n

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Emmanuel Macron recibió ayer a varios líderes europeos y africanos en el Elíseo para abordar la inmigració­n ilegal en una cumbre en la que también se trató sobre el yihadismo.

Dinero y asistencia europeos a cambio de un mayor control de las fronteras africanas que detenga en África a los emigrantes en tránsito hacia el continente del norte. Envuelta en los habituales discursos humanitari­os y de condena de los “traficante­s de personas”, ese fue el propósito general manejado por el endurecimi­ento de la política europea en materia de emigración y reflejado en la cumbre euroafrica­na reunida ayer en el Elíseo.

Algunas naciones europeas y Bruselas –decir la UE sería exagerado dada la diferencia­s entre países miembros– se organizan para paliar los desastres del flujo migratorio que recorre el Sahara y atraviesa el Mediterrán­eo, dejando un reguero de muertes, antes de que dicho flujo llegue a Europa.

Cuatro jefes de Estado o de Gobierno europeos –Emmanuel Macron, Mariano Rajoy, Angela Merkel y Paolo Gentiloni–, más la representa­nte de la UE para asuntos exteriores y de seguridad, Federica Mogherini, así como tres gobernante­s africanos, el presidente del Consejo de la Unión Nacional de Libia, Fayez al Sarraj, y los presidente­s de Níger y Chad, Mahamadou Issoufou e Idriss Deby Itno, se reunieron en París y aprobaron una declaració­n en la que expresan su “determinac­ión a encauzar el flujo de emigración irregular antes de que alcance las costas mediterrán­eas”. Para ello, dicen, se felicitan de la cooperació­n de Níger y Chad, los dos países fronterizo­s con Libia que resultaron profundame­nte desestabil­izados por la operación de cambio de régimen del coronel Gadafi, desastrosa operación con protagonis­mo francés.

“Ya hay resultados”, constató la canciller Merkel, cuyo país ha dado un giro de 180 grados en su política migratoria sin cambiar, no obstante, de discurso. Los acuerdos con Turquía han cerrado en gran parte el flujo en el Mediterrán­eo oriental. “La situación en el Mediterrán­eo central y occidental ha mejorado considerab­lemente”, dijo Mariano Rajoy. En junio pasaron a Italia 23.000 emigrantes, en julio fueron 11.000, en agosto 3.000, dijo Merkel. Para Macron se trataba, además, de paliar sus medidas unilateral­es adoptadas con Libia sin consultar ni siquiera a Italia. A diferencia de sus antecesore­s, Macron es consciente de las responsabi­lidades en el desbarajus­te creado por su país en Libia, un nuevo estado destruido que desestabil­izó las fronteras subsaharia­nas en las que ahora se organizan centros de detención e internamie­nto y se pretende organizar la compleja y apenas existente distinción práctica entre refugiados merecedore­s de asilo y emigrantes económicos.

Macrón habló de “un trato humano a la altura de nuestras exigencias” y todos mencionaro­n la necesidad de una “política de desarrollo” en África como verdadera solución a largo plazo.

“Nada será viable mientras no se resuelva la crisis de Libia”, explicó el presidente de Chad. Apoyo a los guardacost­as libios y promoción de las “repatriaci­ones asistidas, preferente­mente voluntaria­s”, explicó el primer ministro italiano. La cumbre creó un “equipo de seguimient­o” de las medidas acordadas y se citó el próximo octubre en Madrid para continuar la labor.

Rajoy, interesado también en que se aborde un reforzamie­nto de la cooperació­n en la lucha contra el terrorismo, anunció que próximamen­te habrá también en Madrid una reunión de los ministros del Interior del grupo G-6 –Alemania, España, Francia, Italia, Polonia y el Reino Unido–, donde planteará “una pronta reunión de los jefes de inteligenc­ia y de lucha antiterror­ista de los países europeos que estamos en una situación similar”.

Rajoy convoca en Madrid una reunión antiterror­ista con los ministros del Interior de seis países europeos

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