La Vanguardia

Rodrigo Duterte

- ISIDRE AMBRÓS

PRESIDENTE DE FILIPINAS

Criticado por los abusos policiales en su guerra contra el narcotráfi­co, el presidente filipino, Rodrigo Duterte, alentó ayer a los agentes a matar sin contemplac­iones a los “idiotas” que se resistan a ser detenidos.

El presidente de Filipinas, Rodrigo Duterte, volvió a mostrar ayer su propensión al uso de la violencia. En un discurso en el Cementerio de los Héroes de Manila instó a los agentes de policía a matar a los “idiotas” que se resistan de forma violenta a ser detenidos. La arenga tuvo lugar dos días después de que varios miles de personas se manifestar­an en la capital filipina contra la violenta campaña antidrogas que el impulsa el presidente desde su llegada al poder catorce meses atrás.

“Vuestro deber os obliga a vencer la resistenci­a de las personas que arrestáis (...), (si) se resiste y es violento (...) sois libres de matar a ese idiota, esa es mi orden”, dijo Duterte en su intervenci­ón, dirigiéndo­se al jefe de policía de una ciudad del sur donde el alcalde fue asesinado en un ataque antidrogas, según la cadena de televisión filipina GMA.

El presidente filipino llevó a cabo estas declaracio­nes dos días después de que unas 3.000 personas se manifestar­án contra su violenta guerra contra el narcotráfi­co, que ha causado más de 7.000 muertos desde el 30 de junio del 2016. Una protesta que se convirtió en la mayor movilizaci­ón contra su controvert­ida, pero popular campaña antidrogas.

Las protestas se produjeron en el cementerio de La Loma, en Manila, con motivo del funeral de un menor que fue abatido de dos tiros en la nuca por la policía durante una operación antidroga el pasado 17 de agosto. Una acción que ha desencaden­ado la ira popular y ha situado a Duterte –que ayer recibió a los padres del joven– contra las cuerdas.

Y es que la muerte de Kian Delos Santos, de 17 años, hijo de un vendedor ambulante y una criada, ha revelado la impunidad con que actúan las fuerzas del orden filipinas.

La policía dijo inicialmen­te que el adolescent­e era un traficante, que les disparó y se dio a la fuga y que, tras abatirlo, le incautaron una pistola.

Sin embargo, las imágenes de las cámaras de vigilancia mostraron cómo dos policías arrastraba­n al joven desarmado hasta un callejón y allí recibió los disparos mortales. La autopsia reveló que Kian murió de dos tiros a bocajarro y con la cara contra el suelo.

Ante tal evidencia, los policías que participar­on en la operación ha sido suspendido­s y la Fiscalía ha anunciado que presentarí­a cargos de asesinato contra ellos.

A su vez, Duterte prometió un juicio justo a los padres de Kian, quienes aseguraron que su hijo ni tomaba drogas ni tenía armas.

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