La empresa de Trump negoció un hotel en Moscú en el 2016
Su abogado pidió ayuda al Kremlin durante la campaña
El Rusiagate sigue vivo, aunque las otras batallas internas del presidente Donald Trump –el huracán Harvey, la negativa a condenar los supremacistas, Corea del Norte, las intrigas de personal dentro de la Casa Blanca– parecen eclipsarlo por momentos. Lo último: The Washington Post publicó ayer unas revelaciones inéditas que vinculan por primera vez a la empresa de Trump con negocios con Rusia cuando ya era candidato a la presidencia.
Según el rotativo, el dirigente de EE.UU. estaba negociando la construcción de una “enorme torre” en Moscú y cita fuentes cercanas a las negociaciones, que se llevaron a cabo entre finales del 2015 y principios del 2016, justo antes de que empezasen las primarias republicanas. En julio del 2016, el presidente dijo: “Para que quede constancia, tengo CERO inversiones en Rusia”.
Las fuentes del Post van más allá y aseguran que no sólo hubo interés inmobiliario, sino que hubo contactos directos entre la empresa de Trump y las autoridades rusas en el Kremlin para facilitar el avance de este proyecto. Michael Cohen, el abogado personal del presidente y vicepresidente ejecutivo de la Trump Organization –lleva junto a Trump más de 10 años–, envió un correo electrónico en enero del 2016 al portavoz personal de Putin, Dimitri Peskov. “Este proyecto es muy importante, por lo que le pido su ayuda. Me gustaría que alguien, a poder ser usted, me contactase para hablar de los asuntos concretos así como concertar reuniones con la gente apropiada. Gracias por su ayuda”, le escribió Cohen. Si se prueba su veracidad, este e-mail sería la mayor interacción hasta la fecha entre un miembro del círculo cercano de Trump y otro del círculo cercano de Putin. Además, coincide en el tiempo con la primera parte de la campaña en que Trump hablaba de Rusia con un tono mucho más amigable de lo usual en EE.UU.
En declaraciones a los investigadores del Congreso, Cohen explica que escribió a Peskov como recomendación del promotor inmobiliario de origen ruso Felix Sater, que aseguró que un proyecto de esta envergadura necesitaría la aprobación de las autoridades rusas. El mismo Sater habría sugerido que Trump viajase a Rusia para promocionarlo y que él podía conseguir que Vladímir Putin dijera “grandes cosas sobre él”. Al final, la torre Trump en Moscú no salió adelante por falta de terrenos, financiación y permisos.