Quién sabe cómo
El proceso soberanista es desde hace años una máquina de producción ininterrumpida de fechas históricas y nuevos hitos en el calendario. El problema es que ante el inmovilismo político del Gobierno español se acumulan las marcas de días en rojo sin resolver las citas anteriores. Al 1 de octubre se sumó ayer la previsión en el año 1 de una futura república catalana de unas elecciones constituyentes en marzo del 2018, un referéndum de convalidación de una constitución catalana ese septiembre y nuevas elecciones.
En el Govern defienden que se hace camino al andar pero treinta y cinco días antes de la cita del 1-O no hay ley de referéndum que ampare la votación ni líneas rojas que garanticen su seguridad jurídica. El referéndum no sólo está condicionado por la capacidad del Ejecutivo catalán de poner urnas –el president Puigdemont dice que la Generalitat ya tiene más de 6.000 de las 8.000 previstas, quién sabe dónde–, si no por la respuesta del Gobierno de Mariano Rajoy ante una consulta que va más allá del marco legal vigente y, sobre todo, por la reacción de la ciudadanía al choque institucional con el Constitucional como avanzadilla.
Lo único que está claro es que se pretende aprobar en el pleno de la próxima semana. Y de nuevo la pregunta, ¿cómo? Junts pel Sí y la CUP presentaron una proposición de ley hasta hoy seguía sin ser tramitada por la Mesa del Parlament, la presidenta parece ser reacia a que la acción del TC acabe por bloquear la Cámara, así que las otras dos alternativas pasan por el Govern. Un proyecto de ley tramitado en lectura única o un decreto-ley que permite tomar medidas ejecutivas antes de ser convalidado por el pleno.
Y si el trayecto hasta el 1 de octubre era complejo, ayer se añadieron más incógnitas y nuevas renuncias. La decisión de aprobar antes del 1-O la ley de transitoriedad jurídica y fundacional de la república es otra derrota del PDECat frente a ERC y la CUP acompañada del convencimiento de la coordinadora general del partido sobre el “olor a tripartito” de la cena entre Oriol Junqueras y Pablo Iglesias.
El bloque independentista pretende aprobar la ley de desconexión antes del referéndum pero sin aclarar el cuándo ni el cómo. La proposición de ley no aporta grandes novedades pero tampoco responde a las dudas casi perennes y obvia realidades. Comenzando por cómo será Catalunya reconocida como república y funcionará sin un pacto con el Estado español.
El año 1 de una república catalana incluye dos citas electorales y otro referéndum