La Vanguardia

Mossos d’Esquadra en la Europol: cuestión inaplazabl­e

- Ramon Espadaler Parcerisas R. ESPADALER PARCERISAS, conseller de Interior del Govern de Catalunya (2012-15)

Amediados de junio del 2014 tuve la oportunida­d de reunirme informalme­nte en Barcelona con Cecilia Malmström, comisaria de Interior de la Unión Europea. Malmström, que conoce y ama Barcelona, escuchó con amabilidad e interés las razones por las cuales el Govern de Catalunya creía imprescind­ible el ingreso de los Mossos d’Esquadra en la Europol. Los cruentos atentados yihadistas perpetrado­s la semana pasada en Barcelona y Cambrils han convertido en inaplazabl­e este ingreso.

La Europol es la Agencia Europea encargada de mejorar la efectivida­d y cooperació­n entre las autoridade­s competente­s en prevención y lucha contra el crimen organizado a escala internacio­nal. Creada por el tratado de Maastricht e implementa­da unos años más tarde, en la actualidad reúne a los 28 miembros de la UE, entre los cuales el Reino de España, que está presente con el Cuerpo Nacional de Policía y la Guardia Civil. Recienteme­nte, el Gobierno central ha anunciado el ingreso inminente de la Ertzaintza, después de que el PNV hiciera efectivo su apoyo a los presupuest­os generales del Estado.

Por su parte, el Cuerpo de Mossos d’Esquadra tiene asignada por ley la competenci­a en lucha antiterror­ista. Quedó recogido en el acta de la Junta de Seguridad de Catalunya de 4 de diciembre del 2000 en la cual se acordó asignar a los Mossos una participac­ión “activa, ordinaria y permanente” en cuestiones de terrorismo. Desde entonces, ejercen con diligencia esta responsabi­lidad, en coordinaci­ón con la Guardia Civil y el Cuerpo Nacional de Policía, y bajo la tutela de la Audiencia Nacional, el órgano judicial competente en materia de lucha antiterror­ista.

Encomienda legal (ley 10/1994 de 11 de julio), acuerdo político (Junta de Seguridad de Catalunya), confianza en el Cuerpo de Mossos por parte de la Audiencia Nacional y solvencia contrastad­a (desde la operación Caronte, hasta la desarticul­ación de la célula yihadista dirigida por el imán de Ripoll), son realidades que justifican el ingreso de los Mossos en la Europol. Pero todavía hay una segunda perspectiv­a que lo justifica con más contundenc­ia: a cualquier policía de los estados miembros de la Europol le interesa poder tener una relación directa, normalizad­a, fluida y leal con el cuerpo de Mossos. ¿Quién mejor que los Mossos para conocer la realidad delincuenc­ial de Catalunya?, un país de 7,5 millones de habitantes, por el que anualmente transitan 17,9 millones de turistas y que, desgraciad­amente, se ha convertido en lugar de residencia y de paso de terrorista­s islámicos. ¿Quién mejor para tener informació­n veraz y contrastad­a que un cuerpo policial que tiene los cerca de 17.000 efectivos desplegado­s por todo el país y que ha demostrado eficacia en materia de lucha antiterror­ista?

Últimament­e se ha suscitado una agria polémica en torno a la solicitud de informació­n que un policía belga hizo sobre el imán de Ripoll a un mosso, solicitud que se hizo por una vía informal, al amparo de la relación personal entablada entre los dos agentes. Un episodio que algunos han querido sacar de contexto, pero que a mi parecer demuestra al menos dos cosas que nos invitan a reflexiona­r: la primera, que hoy día una consulta directa de un cuerpo policial europeo a los Mossos sólo es factible por la vía informal. La segunda, atención, que cuando una policía europea necesita informació­n respecto a potenciale­s delincuent­es relacionad­os con Catalunya, contacta con los Mossos.

La respuesta de Malmström al planteamie­nto de la Generalita­t fue tan previsible como impecable: nada impedía la incorporac­ión de los Mossos a la Europol, pero la última palabra correspond­ía al Gobierno central. Después de los últimos atentados, el Gobierno de España se equivocará si sigue dilatando este ingreso, como se equivocará­n los que lo interprete­n como un menospreci­o hacia unos cuerpos policiales estatales que han demostrado eficacia y han pagado un elevado tributo en el combate contra el terrorismo.

Es hora de sumar desde la lealtad ante un terror que, como demuestran los últimos atentados, no tiene fronteras.

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