“¿Presión? Es un placer”
Dembélé evita compararse con Neymar y prefiere aprender de Messi y Suárez
Nunca es demasiado tarde si es por Ousmane Dembélé, un futbolista diferente al que vale la pena esperar. Es lo que pensó el Barcelona, que ya lo pretendió el verano pasado y que este verano, desde junio, lo tenía de nuevo en lo más alto de su lista de prioridades. Finalmente lo pudo anunciar el pasado viernes, 25 de agosto. Se demoró un año más de lo deseado y se ha tenido que luchar por él hasta una semana antes de que se cierre el mercado. El extremo francés se hizo de rogar. Ha costado pero ya es nuevo jugador del Barça. “El año pasado lo intentamos convencer pero él pensó que su evolución sería mayor en otro equipo”, explicó Robert Fernández. “Él quería minutos y aquí, con el tridente arriba, era difícil que otro delantero pudiese jugar”, le dio la razón el secretario técnico blaugrana.
Durante todo este tiempo el joven futbolista siempre tuvo claro que un día, tarde o temprano, jugaría en el Camp Nou. Lo tenía entre ceja y ceja. “Desde que tenía 8 años miraba los partidos del Barcelona. Cumplo un sueño. Siempre me he fijado en la manera que tenía el Barça de jugar y de ganar la Liga y la Champions”, confesó Dembélé. Ni en el momento más tenso de la negociación dudó. “Yo confiaba plenamente en venir, sabía que firmaría, que era cuestión de tiempo. Ahora las dos partes están contentas y yo todavía más. No ha sido un período complicado pero sí delicado”, admitió sobre la tardanza.
Incluso ayer, día de la firma del contrato y de la presentación, se retrasó. Un problema en la liquidación de su contrato con el Borussia Dortmund fue la causa de la dilación. Dembélé no podía firmar hasta que no estuviese totalmente desvinculado del club alemán. Por eso, el momento esperado de verlo pisar el Camp Nou no llegaba. Eso hizo que la fiesta fuese derivando en el enfado de algunos de los 17.000 aficionados que estaban en las gradas, desde donde, como el día del Betis, se coreó el grito de “Bartomeu, dimisión”.
Pero en cuanto Dembélé apareció, todo se olvidó. Nada empañó la felicidad del jugador, que primero salió a saludar desde el palco y se acercó a los espectadores y después, ya vestido de blaugrana, pisó el césped. “Aún no me lo creo.
SEGURO DE UN FINAL FELIZ
GRITOS CONTRA BARTOMEU
El estadio es impresionante. Me sentiré realizado cuando juegue cada semana aquí”, explicó, mientras regalaba balones, chutando con ambas piernas y haciendo gala de que no tiene pie malo.
Dembélé insiste en que no quiere ser considerado el sustituto de Neymar aunque venga para ocupar su misma posición en el campo, herede su camiseta con el 11 y en sus primeros toques con los colores blaugrana intente, sin éxito, una lambretta, el regate que el brasileño popularizó ante Bustinza o James. “Hay una diferencia entre Neymar y yo. Él ya es uno de los mejores del mundo. Yo soy joven. Llevo dos temporadas como profesional. Vengo porque quiero crecer”, se alejó del perfil del nuevo jugador del PSG.
Pero hay más paralelismos entre ambos. Como el brasileño en el 2013, la palabra que más pronunció en su presentación fue “aprender”. “Estoy encantado de jugar en el mejor club del mundo y con los mejores jugadores. Quiero aprender de Suárez y Messi. Es un honor
LOS VARIABLES La mitad de los 40 millones en variables dependen de los títulos y la otra del rendimiento individual Fan del Barça desde los 8 años, no se arrepiente de haber plantado al Borussia para fichar La presentación se retrasó por un problema entre el jugador y el Borussia y el Camp Nou se enfadó
jugar con Leo. Es el mejor de la historia y quiero ver qué hace cada día, ver cómo se comporta dentro y fuera del campo”, dijo, con modestia, para entrar con buen pie en el vestuario, donde su compatriota Umtiti le hará de cicerone.
Acompañado de Fatimata, su madre, su tío, su mejor amigo, un familiar de segundo grado y sus dos agentes, Dembélé subió el tono cuando le preguntaron por el precio que ha costado: 105 millones más 40 en variables, que dependen, la mitad de los títulos colectivos y, la otra mitad, de su rendimiento individual. “No me presiona. Es el mercado de los fi- chajes que realmente está un poco loco. Lo más importante es trabajar bien y jugar bien. No estoy pendiente de esa cantidad económica”, aseguró.
Con 20 años y con una experiencia que se ciñe a una temporada en el Rennes y otra el Borussia Dortmund, Dembélé no tiene miedo al desafío. “¿Presión? No. Estar aquí es un placer. Daré lo máximo”, zanjó el extremo.
Dembélé sólo quería jugar en el Barcelona y por ese motivo decidió declararse en rebeldía en su exequipo, con el que no entrenaba desde el 11 de agosto. El francés aceptó su responsabilidad pero no mostró ni un ápice de arrepentimiento, aunque eso le haya costado caerse de la convocatoria de la selección francesa de Deschamps. “Con el Borussia todo fue muy bien menos al final. Lo que pasó fue culpa mía porque yo lo quise así. Siempre estuve lúcido. Si no lo hubiera hecho, hubiese sido mucho más difícil que yo estuviese aquí. Y yo quería venir, era mi sueño. Lo importante es que ahora ya estoy aquí para jugar y para intentar volver a la selección”, afirmó muy seguro de sí mismo. Ahí sí que pareció tener personalidad y estar preparado para el reto.