Los Trump se van a las inundaciones.
Trump visita en Texas los centros de mando contra el ciclón
El presidente de EE.UU. y su esposa, Melania, volaron ayer a Texas (en las imágenes, al salir de la Casa Blanca y al llegar a su destino) para visitar la zona afectada por el ciclón Harvey.
La ciudad de Houston sigue siendo el punto más castigado por el huracán Harvey que, aunque convertido en tormenta tropical desde el lunes, no deja de azotar desde el pasado viernes el sudeste de Texas, en Estados Unidos. A la amenaza misma que supone que el frente borrascoso esté reforzándose, cumpliéndose así los pronósticos de los meteorólogos, se suma el temor a que el desbordamiento de varios embalses situados en el área metropolitana de la ciudad multipliquen los daños. Uno de estos reguladores de caudal, el Barker, situado en el condado de Brazoria, ya ha rebasado de largo su capacidad máxima y por ello se han llevado a cabo evacuaciones forzosas que, ante las previsiones, anoche a última hora, podrían haberse visto ampliadas.
El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, cumplió ayer su calendario y se desplazó a Texas, pero no a las zonas críticas esquivando quizá así ciertas críticas procedentes del partido demócrata en las que se ponía en cuestión la oportunidad del viaje si con él se distraían recursos de emergencia para darle cobertura. Si bien Trump estuvo en Corpus Christi, la pequeña ciudad costera que fue el primer punto de Texas que tocó el ciclón Harvey la semana pasada, la situación allí está totalmente controlada y se sitúa fuera de la acción violenta de la tormenta.
El presidente, que quiso asistir a reuniones de control de la emergencia, se trasladó también, acompañado de su esposa, Melania, a Austin, capital del estado. Uno de sus objetivos fue supervisar que la ayuda federal y su coordinación con los servicios estatales y locales funcionara.
Más al sur de Austin, en la zona del condado de Brazoria, existe un segundo embalse, el de Addicks, que ayer por la tarde ya estaba desbordado y cuya posibilidad de afectar a la ciudad Houston, aunque esté situado a unos 30 kilómetros, se da por casi segura. El jefe de policía de Houston, Art Acevedo, explicó que, hasta ahora, las autoridades han rescatado a 3.500 personas sólo en Houston, pero apuntó que el desbordamiento de las presas podría incrementar esa cifra de personas atendidas en situación delicada. Un meteorólogo municipal señaló que el aumento del nivel del agua en los embalses es “algo que nunca se ha visto antes”.
Aunque la cifra de víctimas mortales oficial es de ocho desde que surgió el huracán Harvey con fuerza 4 el pasado viernes, las autoridades, incluido el jefe Acevedo, temen que en los próximos días se localicen más cadáveres. Y es que ya van cuatro noches en que miles de personas están durmiendo en diferentes refugios provisionales o haciéndolo de forma muy precaria en sus domicilios, muchas veces rodeados de agua.
En mitad de este ambiente de emergencia a gran escala, las aseguradoras han empezado a hacer sus primeros cálculos de pérdidas, que podrían ser mucho mayores, avisaron ayer los analistas, si se desbordan los embalses. Dichos daños alcanzan ahora mismo, según esas previsiones, los 42.000 millones de dólares. Si se apuesta por los peores pronósticos, las pérdidas cuando
Harvey pase definitivamente podrían superar los 100.000 millones. Los estragos del devastador huracán Katrina en el 2005 provocaron unos daños valorados en 118.000 millones de dólares. Además de los particulares, uno de los sectores más afectados es el aeronáutico. No en vano, Houston es para United Airlines una de sus principales bases de operaciones y sus aeropuertos permanecen, por el momento, cerrados.
Las autoridades locales temen que en los días siguientes aparezcan más de las ocho víctimas mortales oficiales