Corea del Norte desafía a Trump con un misil que amenaza la paz en el Pacífico
El presidente de EE.UU. no cierra la puerta a una respuesta militar a Kim Jong Un
El régimen norcoreano elevó la tensión con Estados Unidos al lanzar un misil que sobrevoló la isla de Hokkaido, en Japón. La Administración Trump advirtió que todas las opciones están sobre la mesa a la hora de responder a Pyongyang.
Corea del Norte elevó ayer el tono y dio a entender que no va de farol. El régimen que lidera Kim Jong Un llevó a cabo una de las pruebas más provocadoras de su historia, al lanzar un misil que sobrevoló la isla de Hokkaido, en el norte de Japón, y cayó en las aguas del Pacífico a unos 1.180 kilómetros del cabo Erimo, en el extremo nororiental del archipiélago nipón. Una acción que revela que su plan de atacar la isla de Guam no era una bravuconada. El presidente de EE.UU., Donald Trump, respondió recordando que “todas las opciones están encima de la mesa”, en alusión a una posible respuesta militar.
El régimen de Kim Jong Un volvió a mostrar ayer su capacidad para gestionar calendarios y elegir el mejor momento para tensar la cuerda. Por primera vez en su historia disparó un misil balístico de alcance medio en dirección a Japón. Antes, en 1998, 2009 y 2012, había lanzado cohetes para poner supuestos satélites en órbita –acciones que Washington, Tokio y Seúl, consideraron pruebas de misiles camufladas–, pero nunca hasta ahora había disparado un cohete balístico.
Lo ha hecho ahora, justo cuando EE.UU. y Corea del Sur celebran sus mayores ejercicios militares conjuntos. Unas maniobras que Pyongyang interpreta como previas para invadir su territorio.
La iniciativa constituye todo un desafío para Trump, ya que Kim Jong Un ha demostrado que sus científicos han avanzado suficientemente en su programa de misiles como para amenazar la isla de Guam, que alberga varias bases estadounidenses. La prueba es que el misil norcoreano recorrió 2.700 kilómetros, a una altura máxima de 550 kilómetros, y Guam se encuentra a unos 3.200 kilómetros de Sunan, la base desde donde partió el proyectil.
El régimen norcoreano, sin embargo, mostró su astucia al dirigir el cohete hacia Japón y no hacia Guam, lo que habría encolerizado a EE.UU. “De haber lanzado el misil hacia el sur, la respuesta estadounidense habría sido dura, por lo que parece que disparó en una dirección distinta para no provocar a EE.UU.”, dijo el ministro de Exteriores japonés, Taro Kono, a la prensa.
La picardía norcoreana no evitó, sin embargo, la condena de Trump, quien tras hablar con el primer ministro japonés, Shinzo Abe, afirmó que el régimen de Pyongyang “implica una grave y creciente amenaza directa para EE.UU., Japón y Corea del Sur, así como para todos los países del mundo”, según la Casa Blanca.
Añadió que con este lanzamiento “el mundo ha recibido un mensaje fuerte y claro de Corea del Norte: el régimen ha mostrado su desprecio por sus vecinos, por todos los miembros de las Naciones Unidas y por los estándares mínimos de un comportamiento aceptable a escala internacional”. Y reiteró, una vez más, que “todas las opciones están sobre la mesa”.
Los socios asiáticos de EE.UU. también condenaron el lanzamiento, el decimotercer disparo de un misil balístico norcoreano en lo que va de año, y se comprometieron a aumentar la presión sobre Pyongyang. El premier japonés, Shinzo Abe, dijo con contundencia ante la prensa que esa provocación “constituye una amenaza muy seria y grave y sin precedentes” contra Japón y reclamó una reunión urgente del Consejo de Seguridad de la ONU, “para presionar aun más a Corea del Norte”.
Las autoridades japonesas explicaron que detectaron el proyectil, que era del tipo Hwasong-12, cuando se aproximaba a su espacio aéreo y dieron la alerta a la población del norte del país, ante un posible impacto. No obstante, deci-
RESPUESTA DE EE.UU. Donald Trump recuerda que “todas las opciones están encima de la mesa” REPRESALIA SURCOREANA El presidente de Corea del Sur ordena bombardear una zona fronteriza
dieron no interceptarlo al considerar que volaba a gran altura y que no había riesgo de que cayera en su territorio, según indicó el ministro de Defensa nipón, Itsunori Onedera.
Corea del Sur, en cambio, sí optó por mostrar músculo a su vecino del norte. Su presidente, Mun Jae In, ordenó que cuatro aviones de combate bombardearan una zona próxima a la frontera para demostrar su capacidad de contrarrestar a Corea del Norte, según la agencia Yonhap.
Estas acciones, sin embargo, no parecieron amedrentar al régimen de Kim Jong Un. A través de la prensa oficial, Pyongyang mantuvo ayer su tono desafiante y advirtió a EE.UU. que “no puede intimidar a Corea del Norte con sanciones económicas, amenazas militares o chantajes, ni hace que se desvíe de la vía que eligió”.
Este tono preocupa a China, único aliado de Pyongyang, que a través de su portavoz de Exteriores, Hua Chunying, advirtió que “la crisis se acerca a un punto crítico” y que sería el momento de abrir la puerta a un diálogo pacífico. Mientras, Rusia mostró su “extrema preocupación” por una “tendencia a la escalada de tensiones” y aboga con Pekín para que Pyongyang y Washington aparquen el diálogo bélico y apuesten por la distensión.
Una esperanza que parece lejana ante la ambición militar norcoreana, que Pyongyang justifica como única forma de protegerse de EE.UU.
ADVERTENCIA CHINA Pekín avisa que la crisis se acerca a un punto crítico y habría que dar paso al diálogo