Grave provocación de Corea del Norte
DE amenaza muy grave y sin precedentes cabe calificar el lanzamiento por Corea del Norte de un misil balístico intercontinental que ha llegado a sobrevolar la isla japonesa de Hokkaido, al norte de Japón, que tiene 5,5 millones de habitantes, para caer luego en el mar. El citado lanzamiento es preocupante no sólo por la gran distancia alcanzada sino porque existe la sospecha de que el mísil podría estar preparado para llevar armamento nuclear. Toda la comunidad internacional condenó ayer la nueva provocación del régimen comunista norcoreano, que lidera Kim Jong Un, y le instó a poner fin a su escalada de violencia.
Corea del Norte ha justificado el lanzamiento del citado misil como una medida de autodefensa por interpretar como “acciones hostiles” las maniobras militares que Estados Unidos y Corea del Sur realizan estos días. Kim Jong Un sabe que mientras demuestre su capacidad de hacer daño con su armamento nuclear, tal como ha hecho ahora, el país y su régimen dictatorial están protegidos de un eventual ataque por parte de Estados Unidos, una posibilidad que históricamente Corea del Norte siempre ha temido. La actual demostración de fuerza, con el misil lanzado ayer, pese a todo, ha estado muy medida, ya que ha sido dirigido contra territorio japonés en lugar de contra la isla estadounidense de Guam, como Corea del Norte había amenazado que haría, ya que ello habría podido desatar una respuesta militar inmediata estadounidense de consecuencias impredecibles.
La actual escalada de violencia entre Corea del Norte y Estados Unidos, Japón y Corea del Sur resulta cada vez más preocupante por los graves riesgos que comporta para todo el mundo la posibilidad de una guerra con armamento nuclear. La propia Corea del Norte sería el país más perjudicado, pero los efectos sobre Corea del Sur y Japón podrían ser también catastróficos. Ese es un escenario que no interesa a nadie, pese a las amenazas del presidente Donald Trump, efectuadas el mes pasado, de desatar “el fuego y la cólera sobre el país”. Ayer dijo que todas las opciones siguen abiertas. Pero lo más razonable, como propone la Unión Europea, sería intentar rebajar la tensión, la imposición de nuevas sanciones a Corea del Norte y la búsqueda de soluciones diplomáticas junto con China y Rusia, principales apoyos del régimen de Kim Jong Un, que deberían poner mucho más de su parte. Esto es algo que se intenta desde hace años sin éxito alguno, pero hay que intentarlo de nuevo para reducir la escalada actual de enfrentamientos. Corea del Norte constituye un enorme problema para el mundo y para los propios coreanos, que sufren el extremo rigor de una dictadura cruel e implacable.