Salou, la playa más europea de Aragón
Sin polígonos ni naves industriales, el turismo ha sido el motor del municipio desde los sesenta
Rocío Dúrcal debutó en el cine recorriendo Salou en Vespa. El rodaje de Canción de juventud, la película de Luis Lucía estrenada en 1962, fue todo un acontecimiento en la capital de la Costa Daurada. El turismo florecía a marchas forzadas. Los pudientes veraneantes que se instalaban un mes en la localidad para cultivar salud a base de baños de mar, dejaban paso a jóvenes y atrevidos turistas que llegaban desde el norte de Europa. Los apartamentos, las urbanizaciones y los hoteles ganaban terreno a aquellos primeros chalets modernistas para convertirse en el motor económico del municipio. Aquí los turistas –este año serán más de 2,5 millones– son más que bienvenidos. Antes y ahora.
Salou cuenta con poco más de 15 kilómetros cuadrados. Un tercio lo ocupa el Consorci Recreatiu i Turístic (CRT), donde desde 1995 se levanta Port Aventura World y donde el sector turístico local espera que Hard Rock aterrice cuanto antes. En este municipio no hay naves ni polígonos industriales. No hay barrios marginales pero tampoco quedan carpinteros, ni cerrajeros... Los negocios en Salou giran en torno al turismo. Actualmente funcionan a pleno gas medio centenar de hoteles, tres campings y miles de apartamentos turísticos con los que Salou pasa de los poco más de 26.000 vecinos en invierno a unos 200.000 en lo álgido del verano.
“La actividad turística surgió de forma natural a partir de los años cincuenta, cuando empiezan a solaparse los veraneantes que pasaban en Salou más de un mes con los primeros turistas, que están menos días y compran souvenirs”, explica el historiador local Josep Maria Guinovart. Es en 1950 cuando el reusense Francesc Civit abre el primer negocio de alquiler de patines –que él mismo hacía con madera– en la playa de Llevant. Seis años después se inaugura el camping Salou, obra del arquitecto Monravà (que funcionó hasta 1988) y proliferan las urbanizaciones, como la Reus Camp i Mar (hasta 1967 conocida como la Asociación de Usuarios de la Playa de Salou), que estaba formada por 252 apartamentos de 20 y 30 metros cuadrados.
Las espectaculares playas de Salou ya ejercían de imán a mediados del siglo XIX –las primeras casetas de baño se autorizaron en 1867– y seguirán siendo la joya de la corona hasta la actualidad. A partir de los años sesenta la playa de Llevant se conoce popularmente como la playa de Europa. Turistas alemanes, franceses, belgas, británicos y más recientemente rusos, comparten arena con fieles veraneantes de Aragón, de Lleida y del entorno de Barcelona. Y aquellas pintorescas casetas de baño se han convertido en modernos chiringuitos, zonas de tumbonas, de alquileres de patines, espacios de ocio, pasarelas de madera, duchas y todos los servicios imaginables.
En la urbanización de Salou invirtieron no sólo empresarios locales sino también de Reus, Tarragona, Madrid o Aragón. Durante décadas ese desarrollo estuvo en manos de sociedades turísticas privadas mientras empezaba a gestarse (a partir de los años setenta) un movimiento popular y organizado que promovía la segregación de Salou respecto de Vila-seca un proceso que culminó en 1989. “A partir de entonces el Ayuntamiento empieza a implicarse de verdad y a fondo en el sector turístico”, añade Guinovart.
La apertura de Port Aventura, en 1995, marcó otra etapa en el municipio: la planta hotelera levantada durante los sesenta y los setenta inició una importante renovación y Salou decide apostar firmemente por el turismo familiar, lo que implica, tras años de polémica, acabar con las noches de desfase del Saloufest.