El renacimiento de Sharápova
La rusa vence a Halep, número dos del mundo, en su regreso a un Grand Slam
Por primera vez en 19 meses, María Sharápova volvía a pisar las pistas de un Grand Slam. Y lo hacía con victoria frente a la número dos del mundo, Simona Halep, un encuentro que en cualquier otro momento bien pudiera haber sido una final, como lo fue en Roland Garros en el 2014. Esta vez no luchaban por el título, sino por un pase a segunda ronda.
El regreso de la rusa llegaba rodeado de interés mediático y de polémica. Después de haber estado suspendida durante 15 meses por consumo de meldonio, su actual ranking, en el puesto 146, no le permitía acceder directamente al cuadro grande del torneo. Hubiera tenido que ganarse la entrada jugando la fase previa. Afortunadamente para ella, la organización le concedió una invitación, algo que fue recibido con reacciones dispares en el circuito.
Garbiñe Muguruza fue la más sincera sobre el tema. “Cuando alguien ha estado sancionado, para volver tiene que trabajar duro y ganárselo de nuevo, ir a torneos menores, a previas, y merecérselo otra vez”, decía con firmeza. Angelique Kerber se mostró cauta (“ha vuelto. Veremos. Ha entrenado bien y está preparada. Y la invitación es decisión del torneo”), Caroline Wozniacki declinó dar su opinión (“para mí es una junía gadora más en el cuadro. Yo voy a lo mío” y la número uno mundial, Karolina Pliskova, se alegró de la vuelta de Sharápova: “Es una buena historia para el torneo y para la gente, un gran espectáculo”.
Pero a quien menos gracia le hizo ver a la rusa compitiendo de nuevo en uno de los grandes fue a Simona Halep. No sólo era la rival más dura que podía haberle tocado en primera ronda, sino que además ante ella te- un historial muy negativo con seis derrotas y ninguna victoria. Ya en el pasillo de salida a la pista central se la veía nerviosa, con la voz quebradiza cuando le preguntaban qué esperaba del partido. Era un mal presagio.
En contraste, Sharápova, con un récord de 17-0 en sesiones nocturnas en la Arthur Ashe, la pista central del US Open, y luciendo uno de los espectaculares vestidos con cristales Swarovski con los que tiene acostumbrado al público neoyorquino, salía con ganas de competir.
Era el encuentro de primera ronda que todo el mundo deseaba ver. Toda la controversia sobre su invitación, la atención al vestido creado por ella en colaboración con un diseñador de Givenchy y el que la suerte del cuadro le diera a una gran rival en sesión nocturna le venían como anillo al dedo a una jugadora que
UNA INVITACIÓN POLÉMICA “Cuando alguien ha estado sancionado, tiene que ganárselo otra vez”, afirmó Garbiñe Muguruza
LA ALEGRÍA DE LA RUSA “Me encanta tener estas oportunidades”, comentó Sharápova, que nunca ha perdido contra Halep
sabe sacar provecho de los grandes momentos. Y todavía le viene mejor para dar más publicidad a su autobiografía, que saldrá a la venta el mes próximo: Imparable: Mi vida hasta ahora.
Tras una dura lucha de 2 horas y 44 minutos, la historia personal entre Simona Halep y María Sharápova volvía a repetirse, y la rusa se llevó el triunfo por 6-4, 4-6, 6-3. La excampeona del último Grand Slam del año se tiró al suelo de rodillas y, echándose las manos a la cara, se puso a llorar. “Me encanta tener estas oportunidades. Es por lo que juego. Disfruto del reto. Son los momentos que me inspiran”, explicó posteriormente, aún emocionada. “No había jugado muchos partidos en los días anteriores. Casi parecía que no tenía derecho a ganar éste, y a pesar de todo lo he hecho. De eso es de lo que estoy más orgullosa”.
Halep, que este verano ha estado tres veces a una victoria de ser número uno, era la otra cara de la moneda. “No puedo juzgarme duramente, porque creo que he jugado bien”, dijo con tristeza. “Ha sido duro. No parecía un partido de primera ronda. Pero así es el tenis”, añadió.