Con la seguridad no se hace política
EN la película El club de la lucha, Brad Pitt interpreta a un vendedor de jabones que se pregunta para qué sirve la salida de emergencias de un avión a 10.000 metros de altura. Y él mismo se responde: “Es la ilusión de la seguridad”. Nos ha tocado vivir tiempos en que la seguridad es una quimera, hasta el punto de que nos hemos acostumbrado a convivir con el riesgo. No existen los lugares sin peligro, así que cualquier fanático con una bomba, un cuchillo o simplemente una furgoneta puede causar el terror en el más bucólico de los escenarios, ya sea lo alto de un moderno rascacielos, un paseo junto al mar o un bullicioso bulevar del centro. Sin embargo, hemos de exigir que las autoridades extremen el celo en protegernos, que la policía esté atenta a los pequeños detalles y que los gobernantes no utilicen la seguridad para hacer política.
No deja de ser sorprendente que en el momento en que los ciudadanos de Catalunya se sentían más orgullosos de los Mossos haya emergido una polémica en la que parece que se cuestiona no tanto el resultado de la resolución del atentado, sino su capacidad de prever la acción criminal. Una presunta nota de la CIA dirigida a la policía catalana fue portada de
El Periódico. De acuerdo con esta información, los Mossos recibieron el 25 de mayo un aviso de los servicios de inteligencia de Estados Unidos que advertía de un posible atentado en la Rambla. La nota, que la policía catalana asegura que nunca recibió, habla de “una información no corroborada de veracidad desconocida”. Fuentes de la lucha terrorista se reafirmaron en su conocimiento por parte de los Mossos. Todo pareció un episodio más de esta tensión creciente entre Barcelona y Madrid. Pero alguien debería recordar que el yihadista de la Rambla no pensaba atropellar a nadie en este paseo, sino poner tres furgonetas bomba por la ciudad. La explosión del chalet de Alcanar le hizo cambiar de planes y esto no lo tenía previsto ni la CIA.