La Vanguardia

De supermanza­na a páramo en un año

El Ayuntamien­to aún trata de afinar en el Poblenou una idea que quiere extender por Barcelona

- LUIS BENVENUTY Barcelona

Un japonés camina por la calle Ciutat de Granada tomando una foto, inmortaliz­ando los bancos y la zona de picnic, las mesas de ping-pong y la pista de atletismo de 80 metros, los grandes maceteros y... Un año después de su puesta en marcha la supermanza­na del Poblenou se antoja un inquietant­e páramo. “Es una gran idea, una idea genial –dice Daisuke Abe, urbanista de la Universida­d de Ryukoku, en Kioto–, pero está desierta, no tiene contenido, no presenta atractivos... La ciudadanía no tiene motivos para usarla”. No es la primera vez que Abe viaja a Barcelona en los últimos meses para estudiar cómo las administra­ciones influyen en los procesos de gentrifica­ción. “Estoy interesado en el plan Buits para aprovechar solares, las consecuenc­ias del plan especial urbaen nístico de alojamient­os turísticos (Peuat) y la evolución de la supermanza­na del Poblenou. Es una disposició­n muy interesant­e para convertir una zona industrial en residencia­l, pero no termina de funcionar. Las peatonaliz­aciones mejoran la calidad de vida, pero también pueden encarecer la vivienda. Son decisiones arriesgada­s ¡tengo muchas ganas de conocer las medidas que planea el Ayuntamien­to!”.

Un año después de su puesta en marcha el gobierno de la alcaldesa Ada Colau aún trata de afinar una propuesta llamada a expandirse por otros barrios a fin de hacer de Barcelona una urbe más amable. “La expansión de las supermanza­nas por toda la ciudad ya se incluyó en la aprobación del plan de movilidad urbana (PMU) 2013-2018 aprobado en el mandato anterior –dice la teniente de alcalde de Urbanismo Janet Sanz–. Pero el anterior gobierno sólo inició varios procesos participat­ivos. Y pasar de la teoría a la práctica es muy complicado. Estamos tratando de armonizar los intereses de todos los vecinos de la manera más ágil posible. Pero no olvidemos que se trata de una cuestión de salud pública. Las grandes ciudades están tomando medidas para reducir su tráfico. Pero no hay referentes de supermanza­nas. Nunca habíamos recibido tantas peticiones de informació­n sobre un proyecto... quizás sobre el Peuat”. En los planos municipale­s están marcados los barrios de Horta, Sant Antoni, Hostafranc­s y Maternitat i Sant Ramon. “Nuestra intención es que sus supermanza­nas se despliegue­n durante este mandato. Las más definidas son la de Maternitat i Sant Ramon y la de Hostafranc­s, donde sólo falta su implantaci­ón final. En septiembre presentare­mos una propuesta a los vecinos de Sant Antoni. En Horta continuare­mos con el proceso participat­ivo y todo se perfilará el año que viene”.

En Horta ya surgieron las primeras voces vecinales contrarias a cualquier supermanza­na. Ya se pusieron a recoger firmas en internet. El gobierno de Colau no quiere que se expanda la división ciudadana que supuso la puesta marcha de la supermanza­na del Poblenou. Por ello la está afinando. En breve el Ayuntamien­to instalará en el lugar un par de rincones dedicados a juegos infantiles. A finales de año concluirá la construcci­ón de una plataforma única en la calle Almogàvers entre Roc Boronat y Llacuna. Además, en esta zona y sus alrededore­s, el Consistori­o también quiere ampliar aceras, instalar más bancos, habilitar huertos urbanos, facilitar la práctica de diferentes deportes, dar un mayor protagonis­mo a la vegetación, abrir nuevos espacios para el uso de bicicletas... Algunos de estos trabajos no concluirán hasta el verano que viene. Porque la digestión ciudadana de la supermanza­na del Poblenou determinar­á lo que se haga en el resto de Barcelona. “También estamos rehabilita­ndo la plaza Dolors Piera,

LA CARA... Unos disfrutan del silencio, la tranquilid­ad y el cantar de los pájaros

... Y LA CRUZ Otros aseguran que se están arruinando y que deberían desmantela­rla de inmediato

construyen­do vivienda pública, revitaliza­ndo Pere IV –concluye Sanz–... se trata de una actuación muy integral”.

“A mí la supermanza­na me encanta –dice Mari Ángeles Lozano, de 55 años, vecina de este lado de la ciudad de toda la vida, responsabl­e del restaurant­e Die Spiegel–. Desde que la tenemos vivo mucho mejor. Me da rabia que tengan que venir cada dos por tres a regar los árboles plantados en los maceteros. Me parece un desperdici­o. Y como las calles están vacías las cucarachas se envalenton­an y no se esconden... Pero notas muchísimo el descenso de la contaminac­ión, tanto de los ruidos como de los humos. Es como vivir en un pueblo apartado del mundo. El inconvenie­nte es que todo está siempre desierto. Aquí no viene nadie. A lo mejor los fines de semana ves algunos chavales haciendo botellón, pero... Aunque me encanta vivir en la supermanza, ni yo paseo por ella. Prefiero irme a la playa, a la calle Bilbao, al centro comercial... Al menos tengo la suerte de que mi negocio no se está viendo resentido por ello. Los trabajador­es de las oficinas de la zona continúan viniendo a comer. Haría falta que la animarán un poquito...”.

“Yo la desmantela­ría por completo y de inmediato –sentencian a muy pocos metros los trabajador­es de una tienda taller de motos–. Aún conservamo­s clientes del taller, pero las ventas de motos cayeron más de una tercera parte, y las de cascos, guantes y demás desapareci­eron”. Aquí prefieren guardar el anonimato. Uno de los trabajador­es descuelga el teléfono del negocio, que estaba sonando. “¿Ves el taller de enfrente? –prosigue otro de los empleados– Aguantó diez meses. Antes teníamos aquí una parada de autobús, ¡venía gente! Ahora todo es un caos”. El trabajador al auricular trata de explicarle a su interlocut­or cómo llegar al lugar. “Es que pusieron cuatro carteles indicativo­s que no se entienden y la gente aún se despista. ¡Esto no está ni en el GPS!”. “No –dice el del auricular–, luego tiene que bajar por Pallars otras dos calles más...”. “Los transporti­stas se meten en contra dirección, los mensajeros están todo el rato haciendo la pirula –prosigue el otro–... ¡hasta los taxistas se lían! A lo mejor tienes que hacer seis manzanas para avanzar veinte metros ¡¿qué tiene eso de ecológico?! Aún no vi a nadie correr por la pista de atletismo”. “No, no... no me entendió –trata de aclarar el trabajador al teléfono–, para llegar hasta aquí tiene que...”. Esta diferencia de pareceres no es anecdótica. Refleja la división de un barrio.

 ?? DAVID AIROB ?? Una imagen cotidiana. A cualquier hora, cualquier día, lo típico en la supermanza­na del Poblenou es cruzarse con muy poca gente
DAVID AIROB Una imagen cotidiana. A cualquier hora, cualquier día, lo típico en la supermanza­na del Poblenou es cruzarse con muy poca gente
 ??  ??
 ?? ANA JIMÉNEZ ?? Por la noche, la actividad de los bares de la zona anima el espacio
ANA JIMÉNEZ Por la noche, la actividad de los bares de la zona anima el espacio

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain