La ONU confirma la existencia de delitos de lesa humanidad en Burundi
Una comisión investigadora de la ONU ha pedido a la Corte Penal Internacional (CPI) que abra tan pronto como sea posible una instrucción después de que el citado equipo de trabajo haya constatado que “se han cometido crímenes de lesa humanidad en Burundi desde abril del 2015”.
Los investigadores han recolectado material que permite afirmar la existencia de centenas de ejecuciones extrajudiciales, de miles de detenciones arbitrarias, de centenares desapariciones forzadas, de cientos de casos de torturas y tratos crueles, y de decenas de víctimas de violencia sexual.
El brote de extrema violencia, aunque contiene algunos trazos de carácter étnico, tiene mucho más de disputas políticas. Los choques y los actos de represión derivados se manifestaron en abril del 2015 tras el anuncio del presidente Pierre Nkurunziza de que se presentaría a un tercer mandato consecutivo. Las principales víctimas de la represión fueron los opositores a Nkurunziza, sus familias y sus allegados.
Los representantes de la ONU señalaron que no puede hablarse en este caso de genocidio, pues éste se define por la aniquilación de un grupo por su etnia, su nacionalidad o su religión y este no sería el caso aun siendo acusaciones tan graves.
Las conclusiones de la comisión investigadora de la ONU establecen con claridad que la mayoría de las graves violaciones a los derechos humanos fueron perpetradas por “miembros del servicio nacional de inteligencia, la policía y el ejército”.
A los grupos armados opositores, el informe también les responsabiliza de ciertas abusos de los derechos humanos, pero en un grado muy inferior con respecto a los que se relacionan con las fuerzas gubernamentales y el aparato estatal.
La comisión de la ONU no recibió ningún tipo de cooperación del Gobierno de Burundi para efectuar su trabajo y se le negó la entrada al país. Por esa razón, los comisionados viajaron a Uganda, República Democrática del Congo, Ruanda y Tanzania para reunirse con algunos de los 400.000 refugiados burundeses.