De cincuentonas a cincuentañeras
Que dos marcas comerciales de ropa para todos los públicos como son Zara y Mango hayan escogido a señoras maduras para sus catálogos no debería ser noticia. Pero lo es, y en positivo. Noticia es un hecho novedoso, ¿y a qué nos tiene acostumbrada la publicidad? A la rabiosa juventud, a la que parece que tenemos que aspirar todos al precio que sea. Si no eres joven –pongamos que ya has cumplido los 49–, ¿qué anuncias? Pues cremas antiedad destinadas a mujeres de 60, o compresas para pérdidas de orina, o yogures contra la osteoporosis, o sillas elevadoras (¡!) o, cómo no, haces de abnegada abuela de hija-cañón y nietoNenuco. Desde que el mundo es este mundo en el que vivimos ahora, la sacralización de la juventud no sólo ha situado en la más negra oscuridad a la mujer que ronda la cincuentena, sino que ha despreciado sus necesidades reales (sí, incluyo sexualidad y sensualidad) y su nuevo papel en la sociedad.
Como suponemos que los gurús de Zara y Mango no tienen un pelo de tontos, quizás ahora se han dado cuenta de que las cosas están cambiando, que las mujeres de 50 años poco tienen que ver con las de esta misma edad hace una década y que pueden construir sus referentes o incluso serlo ellas.
Parafraseando el título de un reportaje firmado por Mayte Rius en este diario, no hay cincuentonas sino cincuentañeras. Se cuidan y se gustan. Mujeres satisfechas con su independencia económica, su trabajo, sus parejas o exparejas, sus hijos si los hay... Mujeres en complicidad estética con otras generaciones y con unas relaciones de poder horizontales. En definitiva, mujeres que llevan las riendas de su vida sin prejuicios porque tienen claro que cruzar la barrera de los 50 no significa quedar fuera de nada.
Es posible que la industria de la moda sólo se mueva por dinero. Aun así, bienvenida la revolución. Y esta empieza por donde siempre: por abajo, por la gente. Ahora no sólo nos cuestionamos los límites de la edad, sino los límites en general. ¿Qué es la belleza? ¿Dónde está escrito que sólo la juventud es hermosa? Si rebajamos el nivel de hipocresía y de exigencia, seguro que seremos todas más felices.