El fotógrafo que nunca fue
Un falso fotoperiodista brasileño publicó imágenes de otros en medios internacionales
Eduardo Martins era, hasta hace unos días (o se suponía que era), un fotoperiodista brasileño que obtenía y vendía fotos de zonas en conflicto como Siria, Iraq o Gaza. En realidad, nunca estuvo en esos lugares. Prefería transformar las fotografías auténticas de otros profesionales para venderlas como propias. Pero en este oficio es especialmente fácil pillar a un mentiroso.
En su perfil de Instagram, según explica la página web de la BBC, Martins sostenía una historia conmovedora. Después de pasar una infancia que incluyó abusos sexuales y una leucemia, Martins acabó por trabajar como reportero gráfico para las Naciones Unidas. El falso reportero decía trabajar para la ONU y, junto a la referencia de sus trabajos en varias publicaciones, incluía comentarios de amigos como el de un periodista de The Wall Street Journal, Thomaz Griffin. BBC de Brasil se puso en contacto con el diario neoyorquino, donde le aseguraron que no trabajaba nadie con ese nombre.
Martins, que tenía una cuenta de Instagram con 127.000 seguidores, consiguió colar sus fotos en medios internacionales como Al Yazira, Le Point, The Wall Street Journal, BBC, Deutsche Welle y la agencia Getty Images.
BBC de Brasil contactó con él para hacerle una entrevista, pero Martins no quería que fuera por teléfono, sólo mediante mensajes grabados de WhatsApp. Todo ello levantó las sospechas de una periodista colaboradora de ese medio, Natasha Ribeiro, que reside en Oriente Medio. Nada cuadraba.
Preguntados los periodistas brasileños que trabajan en Iraq, nadie conocía a Eduardo Martins. Ninguno le había visto en aquellos lugares en los que obtenía las fotografías. La explicación es que no eran suyas. Varias de las imágenes que había vendido eran en realidad del fotógrafo norteamericano Daniel C. Britt.
Según BBC de Brasil, al menos nueve fotografías de Britt fueron plagiadas por Martins, quien invertía las imágenes en el plano vertical y las transformaba.
The Wall Street Journal llegó a publicar una foto en mayo del 2016, supuestamente tomada por Martins en la ciudad siria de Azaz, pero que en realidad (y sin invertir) había sido tomada y publicada por Britt en octubre del 2013. El engaño era muy fácil, porque el diario no podía sospechar que una imagen que le llegaba de una prestigiosa agencia podía haber sido copiada.
Una de las sospechas de la falsedad de las fotos de Martins fue de un fotógrafo brasileño que se fijó en que una de las cámaras que salía tenía el disparador en el lado izquierdo, cuando siempre van en el derecho.
La elaborada historia de Martins engañó a varios medios que actuaron de buena fe. Las agencias Getty Images y Zuma han retirado de su catálogo todas las fotos del supuesto fotógrafo.
La web de Martins, que combinaba sus imágenes de guerra con otras de su gran pasión, el surf, ha dejado de estar activa. Otro de los colegas engañados, el periodista Fernando Costa Netto, explicó en la página Waves la forma en que conoció al supuesto fotoperiodista. La última vez que hablaron sonó a despedida. Dijo que estaba en Australia y que iba a cortar con todo, incluido internet. Ahora muchos le buscan para pedirle explicaciones por su engaño.
Presumía de estar en zonas en conflicto, de trabajar para la ONU y ser apoyado por otros informadores