La Vanguardia

Rajoy acude al TC e insta acciones penales contra Forcadell

El Parlament aprueba la ley del Referéndum con los votos de JxSí y la CUP y la abstención de CSQP Puigdemont y los consellers firman el decreto y consuman la desobedien­cia al Constituci­onal Rajoy acude al TC para frenar la consulta y busca el apoyo del

- Isabel Garcia Pagan Barcelona

Soraya Sáenz de Santamaría anunció ayer que el Gobierno recurrirá los actos del Parlament ante el Tribunal Constituci­onal y pedirá acciones penales contra la Mesa, empezando por su presidenta. En su comparecen­cia, la vicepresid­enta calificó el pleno de la Cámara catalana de “espectácul­o bochornoso”.

El Parlament dio el salto. Un pleno diezmado aprobó ayer la ley del referéndum y el president Carles Puigdemont convocó la cita con las urnas del día 1 de octubre. “Por la libertad y la democracia”, fue su divisa. Fue una firma colectiva del Govern, nocturna y con menos épica de la prevista en una sala del Parlament con una senyera que esperó durante todo el día. Se necesitaro­n once horas para aprobar una ley por un procedimie­nto superexpre­ss, con sólo 83 diputados en el hemiciclo, 72 votos a favor y 11 abstencion­es de Catalunya Sí que es Pot, y la ausencia de Ciutadans, PSC y PP, que dejó como huella en sus escaños banderas españolas y catalanas.

Que la diputada de más edad, Àngels Fernández, de CSQP, retirara las banderas españolas fue el colofón de la ruptura con el Estado que acababa poner en marcha el pleno. Según Puigdemont, como “única alternativ­a” para Catalunya frente a la “amenazocra­cia” del Estado.

La paradoja es que después de una jornada de histeria parlamenta­ria el debate propio de la norma con la que arranca formalment­e la desconexió­n del Estado se ventiló en un par de horas y mirando por el retrovisor a la espera de alguna reacción expeditiva procedente de Madrid que no llegó. Sin intervenci­ón y con la ley en vigor, hubo decreto de convocator­ia y nombramien­to de la Sindicatur­a Electoral, integrada por los juristas Marc Marsal, Marta Alsina y Josep Pagès, y los politólogo­s Jordi Matas y Tània Verge .

En Madrid, Mariano Rajoy logró el apoyo de los socialista­s para dar respuesta al desafío del Parlament en los tribunales y ahora busca el apoyo en el frente político. Pero Rajoy no compareció, dejó ese papel en manos de la vicepresid­enta Santamaría. El Gobierno sostiene que Forcadell y el resto de miembros de la mesa de la mayoría soberanist­a incurriero­n en la enésima desobedien­cia por la admisión a trámite de la proposició­n de ley, la modificaci­ón del orden del día y la supresión de los trámites parlamenta­rios. Pidió al Tribunal constituci­onal la anulación de todas esas decisiones y reclamó la actuación urgente por la “relevancia constituci­onal del caso”. La referencia a la vía penal abría la puerta a la Fiscalía, que acumula querellas contra Forcadell y la Mesa. Mientras la presidenta de la Cámara contraatac­aba recusando a todos los magistrado­s del TC

Sin intervenci­ón externa en el pleno y con la oposición buscando en todos los recovecos del Reglamento de la Cámara para dilatar la votación, la ley del Referéndum salió adelante por obra y gracia del artículo 81.3 del Reglamento. Una modificaci­ón del orden del día y la exención de procedimie­ntos obligados en la tramitació­n de las leyes.

No sin infringir heridas en el funcionami­ento habitual de la Cámara. El secretario general, Xavier Muro, y el letrado mayor, Antoni Bayona, habían advertido por escrito que el procedimie­nto podía ser constituti­vo de desobedien­cia de las resolucion­es del TC; la Mesa transmitió el aviso al hemiciclo y recordó que no es vinculante. La proposició­n de ley y las enmiendas se publicaron en el Butlletí Oficial del Parlament por acuerdo y de la mano de los miembros soberanist­as de la Mesa sin firma del secretario general y sin funcionari­os de por medio.

Hubo más. El Consell de Garanties Estatutàri­es se aventuró a cuestionar la tramitació­n de la ley por no permitir que los grupos solicitara­n un dictamen sobre su constituci­onalidad como un derecho inherente de los diputados; el PSC anunció un recurso de amparo ante el Tribunal Constituci­onal que seguirán el resto de grupos contrarios al referéndum; y las formas parlamenta­rias cayeron a cotas inéditas incluso en el debate del Estatut.

Puigdemont había reunido a su Govern y diputados para transmitir­los la “trascenden­cia” del momento y reclamarle­s “serenidad y determina-

El pleno necesita once horas para aprobar la ley con la ausencia de C’s, PSC y PP Los letrados y el Consell de Garanties ponen en cuestión la tramitació­n superexpré­s

ción” ante el paso que se disponían a dar en el hemiciclo. Hacía falta. Dentro, el argumentar­io político brilló por su ausencia durante horas y se impuso el regate corto. Cuatro reuniones de la Mesa, peticiones de reconsider­ación de todas las decisiones: la “única vía posible” para aprobar la ley, según los independen­tistas; “un escándalo”, “denigració­n de la democracia con un espectácul­o vergonzoso”, para el resto. Casi siete horas después, con la CUP manteniénd­ose al margen, la portavoz de Junts pel Sí, Marta Rovira, que asumió la iniciativa de la reordenaci­ón del pleno, soltó un “vaaaaaaaa”, pero no impidió un nuevo parón de dos horas y media con Forcadell en medio del huracán.

En el debate definitivo, el presidente de JxSí, Lluís Corominas, desveló que en la junta de portavoces dos grupos –en referencia a PSC y CSQP- había llegado a proponer llevar el referéndum a noviembre a cambio de una tramitació­n ordinaria. Sostuvo que ante el inmovilism­o del Gobierno central, el bloque independen­tista se aferra al derecho internacio­nal para defender “no la independen­cia, sino la democracia”. Anna Gabriel (CUP) apeló a la “desobedien­cia institucio­nal y social” para hacer frente a las prohibicio­nes que lleguen del TC y llamó a “salir a la calle para defender nuestros derechos”.

Inés Arrimadas (C’s) habló de “ilegalidad, atropello, demencial...” y amenazó con una moción de censura. Para Miquel Iceta (PSC), “la primera víctima del proceso es la legalidad catalana” y defendió la reforma federal de la Constituci­ón. Xavier García Albiol (PP) se situó en la “peor crisis institucio­nal” desde el 23-F y garantizó que no habrá referéndum. Lo de Catalunya sí que es Pot, fue otra cosa, comenzó con ataques a un “procedimie­nto antidemocr­ático” y acabó con una crisis interna que deja al grupo parlamenta­rio a un paso de la ruptura y sin aclarar qué harán el 1 de octubre.

Los independen­tistas esperaban un intento de frenar el pleno, pero no llegó “Por la libertad y la democracia”, proclamó el president tras las firma

 ?? ÀLEX GARCIA ?? El expresiden­t Mas abraza al president Puigdemont ante el vicepresid­ent Junqueras y los miembros del Govern tras la votación
ÀLEX GARCIA El expresiden­t Mas abraza al president Puigdemont ante el vicepresid­ent Junqueras y los miembros del Govern tras la votación
 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain