La oposición acusa a JxSí y la CUP de “romper con la democracia”
Arrimadas pide apoyos a una moción de censura para forzar unas elecciones
Los diputados de Ciutadans, PSC, y PP decidieron ausentarse del hemiciclo del Parlament en el momento de la votación de la ley del Referéndum –CSQP optó por abstenerse–, tras un maratoniano pleno, cargado de tensión, caos e interrupciones, en el que protagonizaron un choque sin precedentes con la presidenta del Parlament, Carme Forcadell, y el bloque independentista.
La mitad del hemiciclo vacío, y la denuncia de que Junts pel Sí y la CUP estaban “rompiendo con la democracia”, fueron la foto y el texto de la fractura que ayer quedó patente con toda su crudeza en la Cámara catalana.
En su rechazo a la ley del Referéndum, la oposición esgrimió argumentos políticos y jurídicos al entender que la mayoría independentista, con la complicidad de Forcadell, vulneró sus derechos parlamentarios con artimañas propias de “regímenes totalitarios”. Denunciaron, entre otras “irregularidades”, el rechazo de la Mesa a admitir sus recursos ante el Consell de Garanties Estatutàries, haber tenido menos dos horas para presentar enmiendas o la advertencia de los letrados del Parlament de la obligación de paralizar cualquier iniciativa en relación al referéndum. Por estos motivos, Cs, PSC y PPC solicitaron ayer mismo sendos recursos de amparo ante el Constitucional.
Durante el debate parlamentario, la líder de Cs, Inés Arrimadas, señaló la “responsabilidad” directa del presidente de la Generalitat, Carles Puigdemont, de haber conducido a Catalunya a un “escenario de inestabilidad” en el que la CUP, avisó, es el partido que saldrá más favorecido. “No vamos a participar de una ilegalidad y atropello de los derechos a los catalanes, están situando al Parlament fuera de la legalidad”, afirmó Arrimadas. La líder de la oposición anunció, tras la aprobación de la ley, que abre un proceso de negociación con el resto de partidos para intentar presentar una moción de censura con Puigdemont con el “único fin” de forzar una elecciones catalanas. Para registrar la moción son necesarios 27 diputados, y Cs cuenta con 25.
Con un tono que evitó alimentar más la bronca, pero contundente en el fondo, el primer secretario del PSC, Miquel Iceta, acusó al bloque independentista de estar “liquidando la legalidad catalana”, provocando una división social y política que, auguró, tardará en solucionarse. Con todo, defendió la vía federal frente a un referéndum que “sólo ofrece la opción de romper con España o seguir igual”.
Una de las intervenciones más aplaudidas por la bancada de la oposición fue la del portavoz de CSQP, Joan Coscubiela, quin avisó de que, más allá del debate sobre la independencia, estaba en juego “la esencia de la democracia” y advirtió, al respecto, que “ninguna mayoría en ningún reglamento del mundo puede acordar dejar en suspenso los derechos de los parlamenta-
rios”. Tras recibir los aplausos del resto de la oposición, gesto que le fue echado en cara por algunos diputados independentistas, Coscubiela declaró: “Nunca tendré ningún problema en coincidir con nadie en la defensa de la democracia”
Mientras, el presidente del PPC, Xavier García Albiol, coincidió con el resto de líderes de la oposición en calificar la ley del Referéndum una burla a la democracia y, ejerciendo de portavoz circunstancial del Gobierno central, subrayó: “No vamos a permitir que una élite rompa con el país que hemos construido entre todos”.
Al abandonar el hemiciclo antes de la votación, los diputados populares dejaron en sus 11 escaños banderas de España y Catalunya. Duraron poco, las rojigualdas. Fueron retiradas por la diputada de Podem Àngels Martínez, que se las entregó a la CUP, pese a la petición de Forcadell de que no las tocara.