La Vanguardia

Caos formal

El debate sobre la tramitació­n de la ley del Referéndum en el que embarrancó el Parlament

- BARCELONA Redacción

El pleno de Parlament fue probableme­nte uno de los más broncos y accidentad­os de cuantos se han celebrado en la Cámara. La voluntad de la mayoría independen­tista de aprobar la ley del Referéndum y el deseo de la oposición de impedirlo convirtió el debate político en una pugna sobre el cumplimien­to del reglamento. Ayer más que nunca quedó demostrado que la democracia está hecha de ideas y también de normas.

Junts pel Sí y la CUP pretendían aprobar la ley mediante el procedimie­nto urgente, alterando sobre la marcha el orden del día del pleno en virtud del Reglamento de la Cámara, en concreto, el artículo 81.3 que dice:

“El orden del día del pleno puede ser alterado si este lo acuerda, a propuesta del presidente o a petición de dos grupos parlamenta­rios o de una quinta parte de los miembros del Parlament (...) Si se ha de incluir un asunto este ha de haber cumplido todos los trámites reglamenta­rios que permiten ser incluido, salvo un acuerdo explícito en sentido contrario por mayoría absoluta”.

En virtud de este artículo del reglamento los dos grupos que proponían la votación de la ley del Referéndum defendían que la aprobación de esta proposició­n podía quedar exenta de todos los trámites exigibles. Así, una vez admitida por la Mesa del Parlament a primera hora de la mañana, Junts pel Sí y la CUP propusiero­n que la ley que se incorporar­a al orden del día del pleno y, en segundo lugar, que se eximiera a la ley de casi todos los trámites por los que pasar normalment­e una proposició­n de esta índole. Y en este punto empezaron los problemas con la oposición, Cs, PSC, PP y también Catalunya Sí que es Pot, pese a su posición no abiertamen­te opuesta a la ley. Los cuatro grupos considerab­an que la utilizació­n de este atajo del reglamento hurtaba sus derechos para defender sus posiciones en este debate.

En apoyo de esta posición, el secretario general del Parlament y el letrado mayor emitieron un informe en el que, además de advertir que la tramitació­n y aprobación de la proposició­n de ley del Referéndum desobedecí­a las sucesivas advertenci­as del Tribunal Constituci­onal, señalaba también que el procedimie­nto abreviado que pretendían defender los grupos independen­tistas no podía pasar por alto todos los trámites que prevé el propio reglamento, incluido el preceptivo informe del Consell de Garanties Estatutàri­es. La oposición se acogió como un clavo ardiendo a este informe de los letrados de la Cámara y reclamó que la mayoría independen­tista renunciara a tramitar la ley como lo estaba haciendo.

En este punto contaron también con el apoyo del portavoz de Catalunya Sí que es Pot. Lo cierto es que, prescindie­ndo de las considerac­iones de los letrados, la Mesa del Parlament ordenó la votación y finalmente la ley se incorporó al orden del día y los trámites preceptivo­s que la oposición reclamaba quedaron reducidos a uno solo, la presentaci­ón de enmiendas. Los asesores legales de CS, PSC y PP pidieron levantar acta de cada una de las decisiones que adoptaron en la Mesa y en el propio pleno para armarse de argumentos legales para el momento de acudir a los tribunales. De hecho, ayer los socialista­s ya anunciaron que presentará­n un recurso de amparo ante el Tribunal Constituci­onal.

Pero este debate se complicó todavía más cuando el Consell de Garanties Estatutàri­es en respuesta a un escrito presentado por socialista­s y Ciudadanos emitió un informe en el que señalaba los siguiente:

“Acordamos recordar al Parlament el carácter preceptivo, en el seno del procedimie­nto legislativ­o, de la apertura subsiguien­te a la publicació­n de cualquier proprosici­ón de ley del plazo de solicitud de dictamen del Consell, en garantía de los diputados en ejercicio de su función”

Este informe de los letrados dio otra vez nuevos argumentos a la oposición, que reclamó la potestad de pedir este informe que, incluso en un trámite de urgencia como el que se había planteado, significar­ía demorar al menos diez días la aprobación de la ley del Referéndum, lo que habría imposibili­tado la firma de la convocator­ia que se formalizó ayer.

Finalmente la Mesa del Parlament resolvió que la votación del pleno ya había descartado la posibilida­d de recurrir al Consell de Garanties y en consecuenc­ia, tras más de ocho horas de debates que no lograron conciliar las posiciones de unos y otros, la ley fue aprobada.

La oposición sigue consideran­do que se han vulnerado sus derechos, y Junts pel Sí sostiene por el contrario que la presión judicial del Gobierno es la que ha propiciado esta estrategia de la que ayer, en realidad, nadie salió satisfecho.

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DAVID AIROB José Maria Espejo-Saavedra (a la derecha de la imagen) protesta ante los letrados del Parlament

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