Barcelona defiende su gestión antes y después del atentado
El comisionado de Seguridad asegura que “hay margen” para mejorar los protocolos y lo harán
A punto de cumplirse las tres semanas de los atentados de Barcelona y Cambrils que costaron la vida a 24 personas, ocho de ellas terroristas, el Ayuntamiento celebró ayer una sesión extraordinaria de la comisión de presidencia para analizar la respuesta del Consistorio tras el terrible ataque en la Rambla. Tomó la palabra el comisionado de Seguridad, Amadeu Recasens, que defendió la actuación de la Guardia Urbana y los Bomberos y aseguró que el Ayuntamiento, que no tiene competencias en materia antiterrorista, siempre ha hecho lo que los expertos le han indicado que hiciera. Ni más ni menos. Admitió que es necesario revisar lo que se hizo aquel día y analizar cómo funcionaron los protocolos, porque siempre hay margen para mejorar.
Recasens puso cifras desconocidas hasta ahora al sangriento paso de Younes Abouyaaqoub por la Rambla. La furgoneta del terrorista transitó durante 41 segundos por el tramo peatonal del paseo, al que accedió exactamente a las 16.53 horas. En ese instante había en la Rambla y los alrededores una veintena de guardias urbanos, además de la furgoneta de la USP que suele estar estacionada junto a la calle Pelai. Todos reaccionaron, contó el comisionado, de manera “ejemplar”, asistiendo a los heridos, evacuando la zona y persiguiendo al vehículo y a su conductor, cuando se detuvo a la altura del Liceu y logró escabullirse entre la gente que corría despavorida en la Boquería.
Nadie albergaba ayer dudas de la actuación de los 300 guardias urbanos que se incorporaron inmediatamente al servicio, y los otros 340, muchos de vacaciones, que se ofrecieron para trabajar. De hecho, los propios barceloneses les reconocieron esa labor forrando de flores sus vehículos tras la manifestación de condena de los atentados. Pero a algunos portavoces de la oposición les interesaba debatir qué más pudo hacer el Consistorio y no hizo para prevenir o poner más difícil la ejecución del atentado.
Recasens fue contundente y ante la batería de preguntas del concejal del Partit Popular, Alberto Fernández Díaz, sobre las alertas y recomendaciones que no se tuvieron en cuenta, el comisionado recordó que el principal responsable de la lucha antiterrorista es el Estado. Y añadió “tardé meses en ser recibido en la Delegación del Gobierno y cuando lo hice, presenté unas consideraciones sobre seguridad, y aún espero una respuesta.”
Y así fue. Antes del verano, Recasens se reunió con el subdelegado del gobierno Emilio Ablanedo en un encuentro cordial, en el que le trasladó cuestiones sobre la protección de la ciudad. El comisionado no tenía previsto recordar la cita, pero quiso cortar lo que consideró un “ataque injusto” del PP.
La responsable de Ciudadanos, Carina Mejías, también preguntó por las medidas que se tomaron en la Rambla tras los atentados de París y después de que el ministerio del Interior recomendará en Navidad barrar en algunas vías.
No hubo debate porque el gobierno insistió en que Recasens ya había detallado el trabajo realizado. Jaume Ciurana del grupo Demòcrata pidió que se trabaje para afianzar la confianza de los barceloneses con su policía, mientras que Jordi Coronas, de ERC, solicitó más recursos para tener más policía con los que mejorar la seguridad.
Se recordaron las medidas aprobadas tras la última Junta de Seguridad de Barcelona. Y se contó una novedad, el acuerdo para comprar por 200.000 euros un vehículo de mando, un camión habilitado, desde el que se gestionarán, in situ, las futuras grandes emergencias que se sucedan en la ciudad.
El filme de León de Aranoa muestra cómo un ser humano como Escobar se convierte en un monstruo
rido de lo que fue odiado. “Quería entenderlo y, al mismo tiempo, llamar la atención sobre algo evidente: que el amor a ese personaje acaba por llevar a la muerte o a la destrucción. Es importante reconocerlo. Porque México hoy está como estaba Colombia hace años, incluso peor. Hay que reconocerlo y denunciarlo”.
Loving Pablo es una historia desesperada, que habla de atracción por el abismo y fascinación por el poder, y también del terror que vivió Colombia en la época de Escobar, uno de los momentos más violentos en la historia universal de la infamia. Bardem tiene un Oscar como actor de reparto por No es
país para viejos (2007), de los Coen, y acarició otro –fue nominado– por
Cuando cae la noche (2000), un filme donde se encarnó en otro personaje real: el poeta cubano Reinaldo Arenas.
Ahora se ha convertido en Pablo Escobar, donde se junta la maldad de aquel asesino sin nombre que le valió el Oscar y el grosor humano de Arenas, y el resultado es una apuesta arriesgada.
A veces al borde del abismo (que es la caricatura). Otras, las más, lograda con una humanidad impresionante. De Oscar.