La Vanguardia

Salvador Sobral deja la música en espera de un trasplante de corazón

El cantante portugués deja la música en espera de un transplant­e

- MARINO RODRÍGUEZ

Salvador Sobral, el joven ganador del último festival de Eurovisión, un intérprete de esos que ponen toda la emoción en el escenario, de los que cantan con el corazón, como se suele decir, tiene que parar y cuidarse, cuidar precisamen­te mucho su corazón.

En un emotivo vídeo colgado en su Facebook, el cantante portugués se ha despedido de sus fans, anunciando el abandono temporal de todos sus actividade­s. “No es un secreto para nadie que mi salud es frágil. Tengo un problema y debo entregar mi cuerpo a la ciencia y retirarme de los escenarios y de la música en general. Ir a un mundo en el que se resuelvan mis problemas”, afirma.

Aunque él no ha querido hablar nunca de ello, desde antes de su participac­ión en Eurovisión se sabe que Sobral, de 27 años, sufre un severo problema cardíaco y que lleva instalado en su pecho, bajo la piel, como un marcapasos, un pequeño desfibrila­dor automático capaz de contrarres­tar las arritmias o los paros cardíacos con descargas eléctricas. Algunos allegados del cantante han desvelado incluso que su dolencia es tan grave que requiere un trasplante de corazón urgente para asegurar su superviven­cia y que está en lista de espera para recibirlo.

En el mencionado vídeo Sobral aparece más delgado aún que meses atrás y en sus brazos pueden verse una pulsera hospitalar­ia y sendos vendajes en las zonas habituales de extracción de sangre o de colocación de vías para administra­r medicación.

Las expresione­s “entregar mi cuerpo a la ciencia” e “ir a un mundo en el que se resuelvan mis problemas” han causado cierta inquietud entre los fans del artista, pero posteriorm­ente en la misma grabación Sobral afirma: “Segurament­e el problema quedará resuelto, pero no sé cuándo. Quiero agradecer vuestro apoyo. Volveré pronto, es un adiós temporal. Me gustaría que se respetase mi privacidad. Todo irá bien, que nadie se preocupe”.

Sobral ya había anunciado la anulación de tres conciertos días atrás y ahora ha anunciado la cancelació­n de todos los que tenía previstos próximamen­te con una única excepción: el de mañana por la noche en los jardines del casino de Estoril, una actuación que ha querido mantener para despedirse de todos los fans que quieran acudir, ya que es gratuita.

Los médicos del joven cantante le han advertido repetidame­nte que debe llevar una vida lo más relajada posible en espera del transplant­e, pero él ha intentado mantener todo lo posible su actividad artística. Su delicada salud ya se evidenció cuando participó en Eurovisión en mayo: llegó en el último momento para actuar en la gala final en Kíev, donde su hermana Luisa–autora de la canción que interpretó, Amar pelos dois (Amar por los dos)– había tenido que sustituirl­e en los ensayos previos.

Cantante intimista y con aires de joven bohemio y tímido, Sobral es también un artista inconformi­sta y de polémicas declaracio­nes, como la que hizo al recoger el premio de Eurovisión: “Vivimos en un mundo de música de usar y tirar, música

fast food sin contenido. La música no son fuegos artificial­es, son sentimient­os” (“la música pop fast food puede ser lo mejor del mundo en el momento y lugar adecuados, igual que una bella canción como la tuya”, le replicó vía Twitter otro concursant­e de Eurovisión, el sueco Robin Bengtsson). Y poco amigo de la fama, al regresar a Lisboa Sobral sentenció: “No soy el nuevo héroe nacional; ese papel es de Ronaldo y espero que siga así. Lo que me gusta es cantar”.

Salvador Vilar Braamcamp Sobral nació en Lisboa en 1989, hijo de una directiva de márketing, posteriorm­ente dueña de un taller de costura, y un anticuario que le inculcó a él y a su hermana su amor por la música, en especial el poprock de los 60 y 70. Con diez años, Sobral ya actuó en un concurso de canciones televisivo y repitió a los 19 años con Ídolos. No quedó ni entre los cinco primeros, pero se hizo popular en Portugal. No lo llevó muy bien, por lo que decidió irse de Erasmus a estudiar tercero de Psicología en Mallorca. Allí comenzó a actuar en bares y hoteles y dejó los estudios. En el 2013 se mudó a Barcelona, donde estudió dos años en el Taller de Músics. En esa época quedó prendado del genio del jazz Chet Baker e inició su colaboraci­ón con el venezolano Leo Aldrey, con quien formó el grupo de breve vida Noko Woi, que actuó en el Sónar del 2014. De vuelta en Portugal, publicó el año pasado su primer disco en solitario, Excuse me, en colaboraci­ón con el pianista Júlio Resende y con temas en portugués, inglés y español.

“Tengo un problema y debo entregar mi cuerpo a la ciencia”, afirma el artista en un emotivo vídeo

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GETTY Sobral, en uno de sus caracterís­ticos gestos durante su actuación en la final de Eurovisión en mayo
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YOUTUBE/ SALVADOR SOBRAL El cantante, en el vídeo con el que ha anunciado su retirada de la música
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