Movilización vecinal por el turismo en la Sagrada Família
Los vecinos del entorno del templo de Gaudí se manifestarán el 28 de octubre contra la masificación que sufre el barrio
Tiendas de souvenirs, supermercados abiertos las 24 horas del día y restaurantes de comida rápida han tomado con fuerza el entorno de la Sagrada Família aniquilando el comercio de proximidad y banalizando uno de los destinos con más visitas de la ciudad. Cada día se concentran junto al templo una media de 40.000 personas, de las cuales 12.500 entran en la basílica y las restantes 27.500 se pasean por los alrededores tomando fotos, curioseando en las tiendas de recuerdos y algunas moviéndose en grupos numerosos que colapsan el espacio público. Estas molestias y la pérdida de identidad del barrio ha llevado a la Associació de Veïns i Veïnes de la Sagrada Família a convocar una manifestación el 28 octubre en la calle Marina.
“No es turismofobia, pero estamos viendo como esta zona parece un gran bazar, ya no tenemos establecimientos tradicionales, sube el precio de la vivienda... La avenida Gaudí se ha convertido en una Rambla, con souvenirs, músicos callejeros que tocan todo el día...”, se quejó un vecino en la asamblea celebrada el martes para analizar la situación y anunciar la protesta.
A pesar de que un plan especial municipal impide la puesta en marcha en este ámbito de nuevos locales de souvenirs, los vecinos denunciaron en la asamblea que en el último mes se han abierto en la calle Provença dos negocios de 24 horas que entre otros productos ofertan castañuelas, muñecas sevillanas y otros artículos destinados al turista.
Montserrat Ballarín, concejal del distrito del Eixample, comparte esta preocupación pero manifiesta que es complejo hacer cumplir la normativa. “En junio “peinamos” la zona, inspeccionamos 63 tiendas en las que venden souvenirs y abrimos 35 expedientes, de los cuales 23 ya se han sancionado por no tener licencia y destinar más del 20% de su espacio a recuerdos, y los doce restantes por alterar el paisaje urbano al colgar artículos en la calle”, explicó ayer Ballarín. Como en esta zona no se permiten más comercios de souvenirs se juega a la picaresca; es decir, se solicita licencia para, por ejemplo, una librería pero en la práctica se acaba convirtiendo en un santuario para el turismo. Ballarín precisa que otros tipos de establecimientos pueden ofertar en sus locales un máximo de un 20% de souvenirs, pero es fácil que acaben ampliando este porcentaje.
Patricia López, profesora de francés y vecina de la calle Provença, ha sido testigo de los cambios durante los últimos 30 años. “Ahora, ya no apetece pasear por aquí, ni salir a cenar, sólo hay fast food; también sufrimos contaminación acústica. Antes podíamos oír la tele con la ventana abierta, ahora es imposible”, comenta delante de su edificio. Los inquilinos de este bloque han tenido que levantar una suerte de muro para evitar que los turistas concentrados en grupos bloqueen el acceso al mismo, una de las quejas habituales de los residentes en primera línea de la Sagrada Familia.
Y como más locales de souvenirs, la mayoría tipo bazar de baratijas, se consoliden más tiempo permanecerá el visitante en el barrio. “Los que vienen y entran en el templo son los que menos molestan, los que colapsan la zona son los que no pagan entrada, se quedan en el exterior y van en grupos”, añade López.
En la asamblea del martes se plantearon un puñado de propuestas, con más o menos éxito entre los presentes. Desde habilitar una suerte de “carril para el turista”, peatonalizar alguna calle, transformar las zonas azules de aparcamiento en verdes y exigir al templo que compense al barrio por los problemas derivados de la masiva afluencia de visitantes. Desde la basílica indicaron ayer que “las molestias se han minimizado con acciones como la instalación de las taquillas, y por tanto de las colas, dentro del recinto y el incremento de la venta de entradas online”.
La concejal reconoció los esfuerzos de la basílica por buscar soluciones pero reclamó que aún es necesaria una mayor implicación para mejorar la calidad de vida de los habitantes.
El Ayuntamiento ha abierto expedientes a 35 tiendas de souvenirs del total de las 63 inspeccionadas