La pesadilla de Rijkaard
Valverde no sufrió ninguna derrota en cuatro derbis de Liga contra el Barça
Una de las puertas del RCDE Stadium lleva su nombre. Ernesto Valverde es un mito del españolismo, el único que estuvo presente en las mayores gestas europeas de la entidad blanquiazul, como jugador en la final de la Copa de la UEFA de 1988 contra el Bayer Leverkusen y como director técnico en la final de la UEFA del 2007 en Glasgow. En esa época, desde lo que anteriormente se denominaba la acera de enfrente –el municipio de al lado en la actualidad–, el entrenador extremeño se convirtió en una pesadilla para su actual equipo. Las relaciones entre las directivas de Laporta y Sánchez Llibre eran pésimas (el presidente blanquiazul siempre inventaba algún pretexto para ausentarse del palco del Camp Nou en los derbis) y los resultados agravaron las heridas. El Espanyol de Valverde no perdió ninguno de los cuatro partidos de Liga que le enfrentaron al Barcelona. Diez temporadas después, el técnico, mucho más experimentado, disputará el sábado su quinto derbi barcelonés –o metropolitano–, esta vez con el objetivo, no de proporcionar una alegría puntual a su afición, sino de ganar de forma obligatoria y reforzar una estructura para optar a todos los títulos.
Valverde compitió contra Frank Rijkaard en las dos últimas campañas del holandés en el Camp Nou (2006-07 y 2007-08), las últimas también en que el Espanyol utilizó las instalaciones de Montjuïc antes de trasladarse a su actual estadio. Llegó procedente del Athletic y se encontró con un Espanyol al que Lotina había dejado clasificado para la UEFA y como campeón de Copa. De manera que el Txingurri debutó con dos partidos de Supercopa de España contra el Barcelona. Perdió el primero: 0-1 con gol de Giuly en un duelo tenso y correoso, con más faltas que gloria. Y volvió a caer en el Camp Nou (3-0), abatido por dianas de Xavi y Deco (2). De aquel enfrentamiento sólo permanecen en activo Iniesta y Messi, ahora a las órdenes de Valverde.
El primer episodio nada tuvo que ver con el desenlace de la temporada. Después de un comienzo irregular, con el paso de las jornadas el equipo blanquiazul fue asumiendo los postulados de Valverde hasta convertirse en una auténtica bestia negra para un Barça que aspiraba a conquistar el tercer campeonato consecutivo. Valverde exigía “ganas y optimismo” a sus futbolistas. “Tenemos que mantener nuestro estilo; si el Barcelona nos lo hace cambiar es que vamos mal”, afirmaba, y regalaba elogios a Ronaldinho antes de su primer derbi de Liga, en la jornada 18: “Lo bueno que tiene Ronaldinho es que todo el mundo le conoce y sabe cómo marcarle, lo malo es que es imprevisible. Aunque te lo sepas, sale, te hace tres caños, un sombrero y te gana el partido”.
Esta vez se impuso el Espanyol –3-1, penúltima victoria periquita en un derbi– y comenzó a reivindicarse como juez del campeonato. En la jornada 34, cuatro días antes de jugar contra el Sevilla la final de la UEFA en Glasgow, los de Valverde ganaban 1-3 en el Bernabeu, con lo que ponían el liderato en bandeja para el Barça, pero terminaron cayendo 4-3 con un gol de Higuaín en el 89. En la penúltima jornada (37) el Camp Nou acogía un derbi propicio para que el conjunto blaugrana –empatado con el Madrid pero con desventaja en el diferencial goleador– pasara a encabezar la clasificación. Prometía ser un día glorioso y se convirtió en una de las jornadas más amargas para el barcelonismo. Un gol de Tamudo en el minuto 90 dejó un empate (2-2) en el feudo blaugrana. Pocos instantes antes Van Nistelrooy había empatado (2-2) en La Romareda para el Madrid. El club blanco conquistó un campeonato que finalizó empatado a 76 puntos con el Barcelona.
En la temporada siguiente el Espanyol de Valverde contribuyó a la descomposición definitiva del Barça de Rijkaard con un empate (1-1, Corominas e Iniesta) tanto en el derbi de Montjuïc como en el del Camp Nou (0-0). El Barça acabó tercero, a 18 puntos del Madrid, y el Espanyol fue 12.º. Después de dos años y 96 partidos en los que facturó un equipo muy práctico, pero irregular, Valverde se fue. “El ambiente alrededor del equipo no es el mejor y esta es la mejor decisión para mi y para el club”, argumentó. Frank Rijkaard, que no había conseguido superarle en la Liga, tuvo que hacer las maletas.
EL ‘TAMUDAZO’ En el 2007 el Espanyol del Txingurri provocó uno de los momentos más amargos del barcelonismo
EXPERIENCIA El técnico dirigirá el sábado su quinto derbi barcelonés, esta vez desde ‘el otro lado de la acera’