Alemania presiona al BCE para que anuncie hoy el fin de los estímulos
El alza del euro puede afectar al crecimiento y retrasar el regreso a la ortodoxia
El Banco Central Europeo (BCE) se reúne hoy bajo la fuerte presión de Alemania para que anuncie de una vez la estrategia de retirada de los estímulos y el camino para la normalización de la política monetaria. El pasado julio, Mario Draghi, su presidente, volvió a jugar con la ambigüedad acostumbrada y no concretó el momento en el que el BCE daría esa información a los mercados.
Y algunos se impacientan, especialmente en Alemania, donde con los años treinta del siglo pasado en la memoria, están literalmente hartos de la heterodoxia del mayor periodo expansivo de la historia, que castiga el ahorro y dificulta en extremo la actividad de los bancos. Ayer, el ataque al BCE se produjo por tierra, mar y aire. En primer lugar, Wolfgang Schäuble, ministro de Finanzas, dijo que “la inusual política monetaria implica que no es usual o normal, por lo que deberíamos volver a una política monetaria normal”. No sólo eso. Hay que hacerlo ya, añadió el ministro: “Debemos volver a una situación normal mucho más rápido que lo que la gente piensa”.
Si fuera por los bancos alemanes, sería ya, en unos meses. El martes, el presidente del Commerzbank, Martin Zielke, reclamó un “inmediato” cambio de rumbo y consideró que los “efectos secundarios” de la política monetaria del BCE “son cada vez mayores”. “Es el momento adecuado para retirar los medicamentos”, dijo Zielke de forma gráfica para referirse al dopaje monetario de la economía.
Sin salir de Frankfurt, en el principal banco alemán piensan exactamente lo mismo. “La era del dinero barato debe llegar a su fin a pesar de la fortaleza del euro”, exigió ayer John Cryan, consejero delegado del Deutsche Bank. El directivo advirtió de las burbujas en los mercados –de acciones y de bonos– y de la necesidad de que el BCE, con un balance de 4,3 billones de euros, deje de comprar activos y suba tipos.
No se espera que nada de esto sea inminente. La reducción del programa de compra de bonos podría continuar el próximo enero y, en el mejor de los casos, la subida de tipos se calcula para el 2019. Pero lo que Alemania, y muchos otros piden, es información, un mensaje claro de que el cambio está en marcha.
¿Dará satisfacción Draghi a estos requerimientos? Muchos creen que todavía no, que volverá a esconder sus cartas. En una nota a sus clientes, Bank of America Merrill Lynch dijo ayer que no esperaba cambios en la política monetaria en el consejo del BCE de hoy y que “el futuro del programa de expansión cuantitativa [la inyección de dinero en el sistema mediante la compra de bonos] tendrá que esperar hasta la reunión de octubre”, que se celebrará el día 26. Con la política relativamente en calma y la economía sin cambios relevantes, en los últimos meses se ha añadido un factor: el alza del euro, que ronda los 1,2 dólares. Su fortaleza podría reducir el crecimiento, frenar la inflación y retrasar la vuelta del BCE al redil de la ortodoxia.
El Gobierno alemán y los dos principales bancos del país piden poner fin a la larga era de dinero barato