La Vanguardia

MESSI TUMBA AL ESPANYOL

EL BARÇA SE IMPONE 5-0 EN EL DERBI CON DEBUT Y OVACIÓN PARA DEMBÉLÉ

- Antoni López Tovar

Goleada en el derbi, con hat-trick de Messi y dianas de Piqué y Luis Suárez. El Barcelona, que aventaja en cuatro puntos al Madrid, todavía no ha recibido ningún gol en el campeonato y ayer el Camp Nou dedicó a Dembelé el recibimien­to que merece el fichaje más caro de la historia del club. No parece un mal panorama, y sin embargo el barcelonis­mo dio muestras de insatisfac­ción en un derbi caracteriz­ado por la recogida de firmas para la convocator­ia de un voto de censura y por los gritos de un sector en pro de la dimisión de Bartomeu. Con otra actuación estelar y decisiva, Messi, autor de 21 goles en los 28 derbis que ha disputado, descuartiz­ó el plan del Espanyol y evitó que se agravara la desconexió­n entre el barcelonis­mo.

Valverde centró la novedad más en la táctica que en los nombres, con una disposició­n asimétrica que dejaba sin delantero la banda izquierda para incentivar las incia, corporacio­nes de Alba o Iniesta por la zona. Deulofeu atacaba por la derecha y tanto Messi como Luis Suárez debían conectar en posiciones centradas. Independie­ntemente del planteamie­nto, el Barcelona dominó la posesión de manera tiránica durante los primeros minutos frente a un Espanyol que se presentó en el Camp Nou con una dinámica muy similar a la que empleaba Valverde en sus derbis como blanquiazu­l, pero entonces lograba mejores resultados. Sánchez Flores hizo debutar a Hermoso en partido oficial

Resultó inteligent­e la presión selectiva del Espanyol sobre la salida del Barcelona, así como sus repliegues y su manera de aglomerar las líneas posicionan­do la defensa adelantada. No tenía la pelota el conjunto visitante, pero tampoco ofrecía espacios a un Barça que había arrancado con dos peligrosas aproximaci­ones de Deulofeu y Messi. El Barcelona debería trabajar a conciencia el derbi, y en el proceso de maduración se sucedieron diversas acciones en la grada. Los clásicos gritos de independen­cia fueron acompañado­s de la consigna “Votarem!” en referen- se supone, al referéndum del 1 de octubre. Aunque tratándose del Camp Nou resultaría más apropiado pensar en una moción de censura contra la junta directiva, definida en una pancarta como la peor de la historia. Es opinable.

Lo que resulta cada vez menos discutible es que Messi es el mejor del mundo. La primera vez que recibió un esférico con cierta ventaja lo convirtió en gol. Un pase interior de Rakitic cuando la línea defensiva estaba saliendo, un recorte seco sobre un desesperad­o David López y una definición inapelable. Desafortun­adamente, Leo estaba en fuera de juego cuando recibió el servicio del croata, circunstan­cia que señala al árbitro pero no invalida la extraordin­aria calidad de la ejecución del argentino.

El Espanyol replicó con osadía a un golpe que desbaratab­a su minucioso plan. Decidió convertirs­e

en amenaza y durante algunos minutos se estableció en el área blaugrana con asiduidad, un lujo que pagó con un gol de contragolp­e fugaz en el que Messi y Alba se enfrentaro­n a medio equipo. Algunos jugadores españolist­as se tiraron reproches. El derbi parecía finiquitad­o, pero a dos minutos del descanso Piatti pudo cambiar la tendencia del guión cuando estrelló el balón en el palo izquierdo de Ter Stegen después de una prodigiosa maniobra en el área ante Rakitic.

En la reanudació­n dibujó una vaselina ligerament­e desviada cuando un error en el control de Alba le ofreció todas las ventajas. Terminaron aquí las opciones de sorpresa del Espanyol, que se fue fundiendo paulatinam­ente mientras el Camp Nou, satisfecho, podía dedicarse a cuestiones colaterale­s. Aclamó forma unánime el debut de Dembéle y un sector increpó al presidente con gritos de “Nobita, dimissió” y “Dimissió Bartomeu”. Messi anotó el tercero otra vez a pase de Alba –el plan de la banda izquierda–; Piqué alojó un córner de cabeza en la red y Dembélé, muy protegido por el público, trabajó su conexión con el delantero centro al ofrecerle un pase de gol mascado a Suárez, que había estado 90 minutos peleando sin éxito de cara a la portería.

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Alba y Messi se asociaron para firmar como asistente y ejecutor, respectiva­mente, dos de los cinco goles del Barcelona
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ALBERT GEA / REUTERS
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LLIBERT TEIXIDÓ

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