Treinta desalojados al desplomarse un balcón
El hundimiento dañó la fachada posterior de ocho pisos de la calle Bori i Fontestà; uno de los vecinos resultó herido leve
David Fontanet estaba tomando el aperitivo en el balcón de su casa, como cada sábado. Su madre entró un momento a buscar una chaqueta cuando empezaron a caer trozos de yeso encima la mesa. Él y su padre entraron precipitadamente al salón y acto seguido se desplomó el balcón del ático encima del suyo. El aparatoso hundimiento afectó seriamente la fachada posterior de los números 21 y 23 de Bori i Fontestà, en el distrito de SarriàSant Gervasi. Ocho pisos resultaron dañados, dos de ellos con importantes destrozos. Todos los vecinos fueron desalojados y no podrán volver a sus casas, como mínimo, hasta hoy.
Los bomberos recibieron el aviso del hundimiento minutos antes de las tres de la tarde. Una vez allí, desalojaron a la treintena de vecinos que en aquel momento había en los pisos de los dos bloques y también evacuaron el supermercado situado en uno de los bajos. Afortunadamente en el otro, donde hay una guardería, no había nadie cuando se produjo el accidente. A pesar de la aparatosidad del hundimiento sólo hubo que lamentar un herido y fue leve: el padre de David al entrar al salón a toda velocidad cayó y se lesionó el hombro.
“De momento estamos evaluando los daños, la causa todavía no está clara pero podría ser una posible fallo del material ya sea por fatiga o por la acción de un rayo”, apuntó Albano Rabassa, jefe de guardia de los bomberos de Barcelona. Aunque no habrá una valoración oficial hasta hoy sobre los daños que el desprendimiento haya podido causar en el edificio, tras una primera inspección se descartó que la estructura de los bloques haya resultado afectada.
“Hemos oído un ruido muy grande y al salir, hemos visto que habían caído tres balcones, seguramente por un problema estructural; en estas fachadas hay redes de seguridad en varios balcones”, dijo Bartolomé Criado, presidente de la Associació de Comerciants i Veíns del Turó Park.
Sin embargo, otros vecinos apuntaban como causa un espectacular rayo que cayó en la zona alrededor de la una del mediodía: “Oímos un ruido impresionante, como una explosión, y acto seguido una luz amarilla lo inundó todo”, aseguró Isidre Canaleta, un vecino de la misma calle, que en aquel momento estaba en la terraza de la cafetería La Farga, ubicada a pocos metros del edificio siniestrado. Los técnicos evaluarán si el rayo pudo dañar la estructura de la fachada o acelerar alguna patología previa del material.
“Todo tembló”, aseguró Pau, vecino del sexto piso del número 21. El balcón que se hundió era el del ático del número 23, los escombros cayeron sobre los balcones del séptimo piso y arrancaron varias barandas que quedaron desprendidas y colgando. El hundimiento también dejó al aire algunas vigas de los balcones. La prioridad de los bomberos fue retirar el material desprendido. “Hay escombros de 300 y 400 kilos que están provocando un sobrepeso en los balcones del séptimo y tenemos que sacarlos de forma muy metódica para no provocar más desprendimientos”, explicó el jefe de guardia de los bomberos, que advirtió que los trabajos se prolongarían durante toda la noche. Algunos de los escombros cayeron en el patio de la guardería que en el momento del accidente estaba cerrada. “Esto llega a pasar entre semana y se produce una tragedia”, lamentaba Criado.
Está previsto que hoy, con una valoración y peritaje más exhaustivos, pueda comunicarse a los vecinos si pueden o no volver a sus casas. El Ayuntamiento activó el Centre d’Urgències i Emergències Socials para atender a los inquilinos de los dos bloques desalojados pero ninguno de ellos solicitó alojamiento alternativo.
Los técnicos evaluarán si un rayo que cayó dos horas antes pudo acelerar una patología previa del edificio