Especies Lázaro: regreso del más allá
Vuelve a documentarse un grupo de animales que se daban por extintos al haber pasado mucho tiempo sin ser vistos
Lázaro, sal afuera! Y el que estaba muerto salió con los pies y las manos atados con vendas, y con el rostro envuelto en un sudario” (Jn, 11 43, 44). El pasaje de la resurrección de Lázaro que cuenta el Evangelio de San Juan se utiliza a menudo para referirse a un fenómeno de la neontología (rama de la biología que estudia los organismos que viven en la era actual), el de los seres vivos que se habían considerado extintos porque dejaron de ser vistos durante largos periodos de tiempo y que sin embargo no lo están.
Nuevos estudios o avistamientos hacen que algunas especies abandonen la lista de desaparecidos y se unan a este peculiar grupo, eso sí, ahora forman parte de la lista roja de especies en peligro de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN). “Mientras que la población humana continúa aumentando exponencialmente, el 30% de los anfibios, el 12% de las aves y el 21% de los mamíferos están amenazados o ya están extintos”, según el artículo científico ¿Es el fabuloso lagarto de Bocourt tan fabuloso? Mito trófico y realidad. “Nuestro planeta está sufriendo un evento de extinción masiva, principalmente por factores antropogénicos como la sobreexplotación de recursos naturales, la fragmentación del hábitat, la urbanización, el comercio de la vida salvaje, la introducción de especies invasoras o la contaminación”, indica el estudio.
No está extinto un pequeño mamífero que fue capaz de sobrevivir al gran meteorito que acabó con los dinosaurios, el almiquí de Cuba (solenodon cubanus). “Los solenodons sobrevivieron a este golpe directo, mientras que los ecosistemas globales se derrumbaron alrededor de ellos aunque se desconoce cómo lo hicieron”, indicó Samuel Turvey, experto en extinciones modernas e investigador senior de la Sociedad Zoológica de Londres (ZSL) a The Guardian. Parecido a una musaraña y del tamaño de un conejo sólo se encuentra en dos islas del Caribe: Cuba y la Española (República Dominicana y Haití), aunque el que habita esta segunda es un almiquí más conocido y de menor tamaño. Se trata de una especie que vive en madrigueras, sale por la noche a comer gusanos e insectos y tiene el honor de ser de los pocos mamíferos venenosos junto al topo o el ornitorrinco. En los años setenta se dio por desaparecido ya que no se habían observado ejemplares desde 1890, pero se volvieron a encontrar esa misma década. En 2003 se vio el último, que fue estudiado por los científicos y posteriormente devuelto a su hábitat, según The Guardian. Los investigadores confirman la existencia de una pequeña población en el Parque Nacional Alejandro Humboldt (Cuba), pero nadie sabe si se extiende más allá del parque.
Más sorprendente es la historia del elefante de la isla de Java, ya que algunos investigadores sostienen la hipótesis de que el elefante pigmeo de Borneo es su descendiente. Esta especie siempre llamó la atención de los científicos por estar en un hábitat lejano al resto de colonias de elefantes del sudeste asiático y por no haberse desplazado para ocupar más territorio en la isla. A raíz de un estudio de ADN presentado en Origen de los elefantes de Borneo(Fernando et al. 2003) que concluía que había que poner especial énfasis en la conservación del paquidermo porque era genéticamente distinto a otras especies de elefante asiático, se ha abierto la hipótesis de que se trata de descendientes del elefante de la isla de Java. ¿Por qué? Porque no hay evidencias de hábitat de elefantes a largo plazo en Borneo. La teoría sustentada, por ejemplo, en Origen de los elefantes de Borneo (Cranbrook, Payne & Leh; 2008) es que algunos de estos ejemplares fueron transportados desde Java antes de su extinción, una isla relativamente cercana y en la que sí hay evidencias de rastros arqueológicos de elefantes similares. Se especula que fueron importados por los diferentes rajás de Sulu durante el siglo XV, o que fueron ostentosos obsequios del rajá de Java a su homólogo.
Difícil fue encontrar también ejemplares de la rana pintada o arlequín del Cauca (atelopus ebenoides) y del perico nocturno (pezoporus occidentalis), dos especies fotografiadas en este siglo. La rana se consideró extinta por la quitriodiomicosis, una enfermedad infecciosa provocada por un hongo y responsable del declive de varias poblaciones de anfibios. Tras 11 años sin verse (1995-2006), el equipo que llevó a cabo el “redescubrimiento” en la región de Boyacá (Colombia) afirmó que este hecho alimentaba las esperanzas de que otros anfibios también sobrevivan al ataque de los hongos. Su hábitat natural es la vegetación, la hojarasca y el musgo de los arroyos de los bosques andinos y los páramos.
Mientras, por avistar nuevamente al ave (no se hacía desde 1912) considerada un santo grial entre los ornitólogos, Dick Smith, un hombre de negocios australiano ofreció una sustanciosa cuantía, en 1989, para quien lo encontrara. Pero, no fue hasta el 2013 cuando el fotógrafo John Young capturó varias fotos e hizo historia con la primera observación confirmada de un loro
FRANCISCO AGUILAR CALDERÓN
nocturno vivo en más de un siglo, según The Guardian. Tras ello, en el 2015, el ecologista Steve Murphy y su esposa, Rachel Barr, capturaron uno y pudieron reunir los primeros datos fiables. Ahora en el 2017, cuatro amigos australianos con experiencia en ecología han vuelto a dar con esta especie. Su localización reciente es un secreto, para evitar la caza furtiva, pero el loro de plumas verdes y amarillas se sitúa en las zonas áridas del interior estado.
El 30% de los anfibios, el 12% de las aves y el 21% de los mamíferos están amenazados o ya se han extinguido