La Vanguardia

“Me dibujo como un guerrero”

El nuevo fichaje del Barça Pierre Oriola explica su meteórico ascenso antes del duelo de hoy frente a Turquía

- JUAN BAUTISTA MARTÍNEZ

“Hola, estaba mirando cómo iba el partido del Barça de baloncesto (amistoso ante el Valencia)”. Así se presenta a La Vanguardia Pierre Oriola (Tàrrega, 24 años, 2,06 metros), el chico del millón de euros, la cifra que ha pagado el equipo blaugrana al valenciano por incorporar­lo al nuevo proyecto del Palau. Pero su historia va mucho más allá porque es antagónica a la de, por ejemplo, Ricky Rubio. El base estaba jugando en la élite a los 14 años mientras Oriola, que no fue internacio­nal ni como infantil ni como cadete, hace cuatro era descartado por su club, el Manresa, y bajaba a la LEB para tratar de forjarse un futuro en el Huesca. Desde entonces su ascenso ha sido fulgurante.

Un trabajo de pico y pala en Aragón, un regreso a la ACB con un Sevilla que reunió puro talento joven, con Porzingis, Willy Hernangóme­z y él mismo, y una temporada fantástica en Valencia le han llevado a la selección, que hoy se juega el pase a los cuartos del Eurobasket en Estambul ante Turquía. No es de extrañar que lo que más transmita sea felicidad. “Estoy viviendo el mejor año de mi vida, espero que acabe como mínimo igual y que el 2018 sea un gran año con el Barça. No me podía imaginar esto. Trabajas cada día para que lleguen cosas así. Todo tiene un proceso y lo mío está yendo muy rápido. Pensaba que me asentaría en algún club y viviría algunos años de transición”, reconoce.

En La Fonteta disputó tres finales y ganó la más importante, la de la Liga ante el Madrid, y en mayo Sergio Scariolo confesó que lo estaba siguiendo para la selección. Al final lo convocó. Para el ilerdense era más que un sueño cumplido pero su papel en el Eurobasket no está siendo residual. “Los veteranos te lo ponen muy fácil cuando llegas aquí, te ayudan para que te sientas en casa, como uno más, desde el primer día. La sensación es de cómo si llevara muchos años con ellos”, explica. Asegura que en la selección no hay novatadas, aunque sí hay que pasar por el aro. “Lo único que te obligan a hacer es a pagar una cena de graduación por todo lo alto. Esa es la matrícula de entrada. Es lo único que pagas en la concentrac­ión, luego cuando vamos a tomar algo no pagas nada más porque eres rookie”. Un novato que había practicado un juego de cartas que antes era moneda común en la selección: la pocha. “Me pasé el año en Valencia jugando a la pocha por si me llamaba la selección y la verdad es que casi no hemos jugado. Ha habido un cambio generacion­al y se ha jugado más a la Play que a la pocha”.

Está disputando minutos de calidad y se ha encontrado con algunos ídolos: “En el baloncesto mi espejo es Pau Gasol, siempre lo he admirado. También Felipe Reyes, aunque ahora va a ser rival director mío, al ser del Madrid. Y también mi capitán, Juan Carlos Navarro. Y fuera del baloncesto, Rafa Nadal”.

Tras el Eurobasket Oriola se pondrá a las órdenes de Sito Alonso y ya piensa en azulgrana. “He costado un millón, pero no me lo tomo como una presión sino como un reto, con el objetivo de devolver en la pista esta cantidad. Lo intentaré haciendo las cosas bien e intentando ilusionar de nuevo a la gente del Palau con un buen baloncesto con el que se luche por los títulos”. Luchar es un concepto clave porque se retrata de la siguiente manera: “Me dibujo siempre como un guerrero, mi filosofía siempre ha sido el esfuerzo, el trabajo y el sacrificio. Esta es mi carta de presentaci­ón, la de alguien que se dejará la piel en la pista para defender los colores del Barça”.

Es muy culé desde pequeño, desde que probara fortuna con el fútbol. “A los 6 años comencé a jugar a fútbol, de portero, y la verdad es que no se me daba mal, pero mi familia se dedicaba al baloncesto y mi padre era directivo del equipo de mi pueblo, el Club Natació Tàrrega y mis hermanas también jugaban a baloncesto. Eso hizo que me entrara el gusanillo y lo probé. Al principio, mucha gente no lo sabe, no era pívot sino que mis primeros años fueron como alero. Y si algo de dominio de bote tengo y de no parecer un armario es gracias a ese tiempo”, dice.

Sus padres le pusieron Pierre en memoria de un tío de su madre que falleció poco antes de nacer Oriola. 24 años después ha nacido para la selección y para el Barcelona un jugador que sólo piensa en devolver la confianza que han depositado en él. “Vive como un guerrero. Cuando los guerreros sueñan los gigantes caen”, señala en su cuenta de Twitter. Muchos gigantes han caído en el último año frente a Oriola.

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JUAN CARLOS HIDALGO / EFE Pierre Oriola encara la canasta en el partido de España ante Montenegro, el debut en el Eurobasket
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