Diciendo
Tenemos muchos puntos fuertes pero se los pueden llevar y ya ha pasado con más de uno
Tenemos cientos de periodistas de todo el mundo esperando ver lo que pasa en Barcelona el 11 de septiembre y el 1 de octubre. Lo de Corea del Norte con el loco de Kim Jong Un ya está visto y además es peligroso estar por ahí. Si se le escapa un cohete y cae en Estados Unidos, al día siguiente puede que tengamos que borrar Corea del Norte del mapa del mundo. Es muy triste que el gran jefe de un país con mucha gente pobre se gaste tantísimo dinero en quemarlo. Naturalmente por absurdo y erróneo que sea lo que hace el jefe siempre habrá gente alrededor de él sonriéndole, felicitándole, y dándole ideas más bárbaras si eso es lo que le hace a Kim Jon Un sentirse dios.
Y lo triste es que muchos jefes por el mundo están rodeados de gente que no para de felicitarles, sonreírles, animarles. Así mantienen un buen puesto, sea en una empresa o mucho más en el gobierno. Por suerte se ha avanzado bastante en el control de la corrupción pero el problema es que ahora las personas que están en el gobierno ganan muchísimo menos y si la cosa se acaba no está muy claro qué podrán hacer, si quedará dinero público para poderles pagar un poco.
Tendríamos que pensar que mientras muchos de nosotros dedicamos todas nuestras energías a estos temas políticos, en muchos otros sitios se dedican a aprovechar esta compleja recuperación económica, llena de incertidumbres, que vivimos. Muchas empresas están probando innovaciones tecnológicas, abriendo en otros países, saliendo de unas cosas y entrando en otras, pero por lo menos saben que Alemania, Francia, Estados Unidos o China, dentro de un año, sea con Merkel, Macron, Trump, Xi o con alguien que les haya sustituido, seguirán más o menos igual, sin grandes cambios económicos o políticos.
¿Cuántas negociaciones se están alargando aquí más de la cuenta? Frankfurt dice que será el Londres del futuro y se ha llevado un montón de financieros de la capital británica. Allí no saben cómo arreglar el Brexit para que todo quede igual, pero el resto de países no tiene la generosidad de ayudarles a resolver su error y se aprovechan de ellos quitándoles todo lo que pueden de lo que era su punto fuerte.
Nosotros tenemos muchos puntos fuertes pero se los pueden llevar y ya ha pasado con más de uno. A veces vemos venir el problema pero, en vez de actuar para evitarlo, dejamos que llegue, que nos afecte y cuando estamos sumergidos en él echamos la culpa a los que lo han provocado, les acusamos y si podemos los metemos en la cárcel. ¿Por qué no actuamos antes? Esta semana leía cantidad de quejas por los amplios carriles bici que se han montado en Barcelona. Se han eliminado trozos enormes de calles muy transitadas para poner autopistas para bicicletas y nos hemos gastado un pastón en hacer esto. A medida que se complique más el tráfico y los atascados vean esos carriles bici vacíos se quejarán y enviarán cientos de cartas al director (que no tiene ninguna culpa, dicho sea de paso).
Públicamente casi todos los políticos apoyan a nuestras fenomenales compañías del sector del automóvil y a la hora de la verdad: “Fuera los coches”. Pero la gente quiere los coches. Hay quien viene cada día a trabajar a Barcelona desde Mataró o desde Sabadell y lo contrario. Hay quien se dedica a ser taxista y no sabe cómo podrá ser taxista en bici. Hay quien no se siente seguro en una bicicleta y menos si llueve o ha llovido. La edad media de la población va subiendo y aunque hay ciclistas famosos con más de cien años muchas personas no se sienten con fuerzas de subir toda la calle Aribau y seguir para arriba por Santaló y luego por Mandri e Iradier, si es un profesor de uno de los fantásticos colegios que hay por allí arriba. En fin, no caigamos en la tentación de no decir lo que pensamos hasta que sea tarde.