La Vanguardia

Rajoy dará otros pasos para impedir el referéndum

El Gobierno se ve “cargado de razones” para medidas drásticas

- CARMEN DEL RIEGO Madrid

Mariano Rajoy era consciente de que la semana pasada era clave no sólo para impedir la celebració­n del referéndum del 1 de octubre, sino para que se entendiera la actuación del Gobierno para evitarlo, y está convencido de que se ha comprendid­o de forma mayoritari­a por la sociedad, y más expresamen­te por la sociedad catalana. Un difícil equilibrio que, cayera del lado que cayera, no iba a mermar la determinac­ión del presidente de usar todos los medios a su alcance para que no triunfaran las tesis independen­tistas.

De un lado, algo que preocupa mucho a Rajoy, es que los catalanes entiendan las razones para adoptar decisiones de una gravedad que el propio presidente aadmite: las medidas contra la Mesa del Parlament y su presidenta, Carme Forcadell, y contra el president de la Generalita­t, Carles Puigdemont, y el resto del Govern. Unas actuacione­s que el Ejecutivo quería dejar claro que iban contra las personas que cometían ilegalidad­es y no contra las institucio­nes de autogobier­no de Catalunya, que debían ser respetadas, de modo que no hubiera nada que los catalanes puedan considerar como un ataque a Catalunya. Ahora, a juicio del Ejecutivo, se ha visto, y los propios catalanes lo han percibido, que “los únicos que han atacado a las institucio­nes catalanas, empezando por el Estatut y el Parlament”, son los secesionis­tas.

Ese mensaje dirigido a los catalanes “moderados” –según la definición de Rajoy– contrastab­a con la necesidad de dar una respuesta contundent­e que exigían determinad­os actores de la sociedad catalana, incluidos sectores afines al PP, que no entendían por qué Rajoy “no cortaba por lo sano” la desobedien­cia de Puigdemont, un eufemismo con el que se pretendía pedir que se aplicara en su máxima amplitud el artículo 155 de la Constituci­ón (que autoriza al Gobierno central, con el apoyo de la mayoría absoluta del Senado, a obligar a una comunidad autónoma a cumplir con sus obligacion­es legales y constituci­onales). Ahora bien, los acontecimi­entos de la semana pasada, y en especial la forma en que los catalanes han podido contemplar cómo se desarrolla­ban las sesiones del Parlament, así como la respuesta “rápida y contundent­e” pero sin “sobreactua­r” del Gobierno central, han cambiado el escenario. Y fuentes del Ejecutivo consideran que Mariano Rajoy “ya se ha cargado de razones” para tomar medidas más drásticas si continúa el “desafío” de los independen­tistas.

Sin embargo, las fuentes consultada­s consideran que para aplicar otras medidas que se exigen desde esos sectores, como puede ser la ley de Seguridad Nacional o el artículo 155 de la Constituci­ón, quedan otros pasos que dar. La ley de Seguridad Nacional, aprobada en el 2015, con la mayoría absoluta del PP pero apoyada por el PSOE, faculta al Gobierno central a dar órdenes directas a todos los funcionari­os del Estado (incluidas policías autonómica­s y locales) en casos de determinad­a emergencia para la seguridad de los ciudadanos o de peligro para el ordenamien­to constituci­onal.

Otros sectores apuntan a la posibilida­d de recurrir al delito de sedición, contenido en el artículo 544 del Código Penal, que establece: “Son reos de sedición los que, sin estar comprendid­os en el delito de rebelión, se alcen públicamen­te y tumultuari­amente para impedir, por la fuerza o fuera de las vías legales, la aplicación de las leyes o a cualquier autoridad, corporació­n oficial o funcionari­o público el legítimo ejercicio de sus funciones o el cumplimien­to de sus acuerdos, o de las resolucion­es administra­tivas o judiciales”. Un delito importante que conlleva penas de cárcel de ocho a 10 años, o de 10 a 15 si lo protagoniz­aran personas “constituid­as en autoridad”.

A juicio del Ejecutivo, son los últimos pasos que se podrían dar para impedir la celebració­n del referéndum y la declaració­n de independen­cia. Pero sólo se adoptarán si son estrictame­nte necesarios. Son respuestas que el Gobierno tiene estudiadas y previstas, y que distintos ministerio­s han analizado para determinar cuándo habría que ponerlas en marcha, pero que el Ejecutivo mantiene en espera. La convicción es que podrá frenarse la consulta con la aplicación de la legislació­n ordinaria.

Para ello, son muy importante­s, a juicio del Ejecutivo, dos elementos. El primero, y básico para Rajoy, es el apoyo del principal partido de la oposición, el PSOE, que ha obtenido, además del de Ciudadanos, porque da una visión de unidad imprescind­ible en estos momentos. Y el segundo, el apoyo social, no sólo en toda España, sino especialme­nte en Catalunya, que, a juicio del Ejecutivo, se está consiguien­do por la prudencia en su actuación y el comportami­ento de los partidos independen­tistas.

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DANI DUCH El presidente Mariano Rajoy, el pasado jueves en la Moncloa

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