La Vanguardia

Ni atropellar ni perder

De un día para otro, pasamos del ‘desafío’ al ‘atropello’; un vocablo inadecuado, diría, tras los atentados del 17-A

- Màrius Serra

El lenguaje nunca es inocente. Lo sabemos quienes dedicamos la mayor parte de nuestro tiempo a la lectura y a la escritura. El uso del lenguaje es mucho más descriptiv­o que otros aspectos, en el sentido de que delata el batiburril­lo de pulsiones que mueven a un personaje. Por eso, en las maratonian­as sesiones parlamenta­rias de la semana pasada me llamó la atención el uso constante de un verbo por parte de los políticos partidario­s de que Catalunya se mantenga en la legalidad española. Lo provocó la aprobación exprés (ejem) de las leyes de desconexió­n (Referéndum y Transitori­edad). El verbo es atropellar .Se lo oí conjugar en directo a Inés Arrimadas o Xavier García Albiol, y luego he hallado trazas de muchos otros conjugador­es, dentro y fuera del Parlament. De hecho, muchos diarios lo recogieron en titulares, debidament­e entrecomil­lado. Por ejemplo, el apoyo del PSOE al Gobierno de Rajoy “ante el ‘atropello’ del Parlament”, en palabras de su secretario de organizaci­ón, José Luis Ábalos. La fijación de las expresione­s que designan hechos políticos es un enigma comunicati­vo tan misterioso como la génesis de los chistes. Entre el contagio y la consigna, las nuevas denominaci­ones se fraguan como tormentas y estallan con rayos y truenos. Es así como, de un día por otro, pasamos del desafío al atropello. Un vocablo muy inadecuado, diría, tras los trágicos atentados por atropello del 17 de agosto y su lamentable resaca de sórdidas asociacion­es entre yihadismo e independen­tismo que nos brindaron algunos medios de comunicaci­ón adictos a las consignas.

Cierto que muchos de quienes ahora se sienten atropellad­os ya usaban ese verbo antes de los atentados. A finales de julio el socialista Ferran Pedret, por ejemplo, decía que la reforma del reglamento “atropella los derechos de la oposición”. Pero ahora podrían haber buscado un sinónimo. Unos campeones del lenguaje políticame­nte correcto, que se lanzan en tropel al desdoblami­ento en masculino y femenino, ¿no son capaces de darse cuenta de la dramática coincidenc­ia entre los sentidos figurado y literal del verbo atropellar ?No soy conspirano­ico. Me niego a ver la misma intenciona­lidad que interpreto en el uso de la expresión golpe de Estado, equiparand­o urnas y armas. Por eso, hoy 11 de septiembre, invito a los parlamenta­rios que se sienten atropellad­os tras perder las dos tortuosas votaciones en el Parlament, a reconjugar el verbo perder tal como lo hizo la semana pasada el diario La Tarde de Cuenca, en Ecuador. Después que la selección ecuatorian­a volviese a perder contra Perú en la clasificac­ión al Mundial, el popular Late titulaba en portada “No todo está perdido” y debajo, en un cuerpo de letra un poco menor: “Falta perder con Chile y Argentina”. Feliz Diada.

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