El padre de la lógica difusa
LOFTI A. ZADEH (1921-2017) Matemático e ingeniero
Este verano todos habremos disfrutado del bienestar que nos proporcionan unos aparatos de aire acondicionado que nos mantienen una temperatura estable, habremos hecho fotos con cámaras o teléfonos móviles que automáticamente consiguen el mejor enfoque. De vuelta a la oficina, quizá hayamos reparado cómo el ascensor optimiza sus viajes deteniéndose en las plantas donde lo reclaman sin saber que el responsable de aportar sentido común a toda esta tecnología, incluyendo hornos, lavadoras y cualquier electrodoméstico imaginable es el matemático e ingeniero azerí Lotfi Asker Zadeh, quien hasta hace muy poco seguía investigando en la Universidad de Berkeley
Padre de la lógica difusa, Zadeh ha sido el primer científico que ha hecho hablar a las máquinas en un lenguaje humano. Aportándoles lo que podríamos decir sentido común con una lógica que no es binaria, sino gradualista. Es decir, difusa. ¿Acaso usted es, por ejemplo ahora mismo, feliz o desgraciado de forma absoluta? ¿No le resulta más natural graduar su estado de ánimo al expresarlo? ¿No es mucho más habitual que usted responda con un “un poquito”, “no demasiado”, “bastante” o “no del todo” a tantas preguntas cotidianas mucho más a menudo que con un sí o un no rotundos?
Pese a esa evidencia evolutiva, la lógica binaria que desde Aristóteles dominaba el pensamiento occidental se había trasladado a nuestra relación con las máquinas hasta que Zadeh las hizo hablar en esa nueva lógica difusa que permitía graduar de forma más natural para nosotros los aparatos con los que nos relacionamos. Y así revolucionó la robótica con más de 5.000 patentes. Desde ordenadores a microondas, medidores de la presión sanguínea, ascensores, frigoríficos. Todo nos sirve mejor hoy gracias a Zadeh, que les hizo entender las percepciones humanas, que son siempre graduales, borrosas.
Lo conocí en 1965 tras quedar deslumbrado por la lucidez de su artículo pionero “Information and Control”, editado por el genial Benoït Mandelbrot. Aquello era justo lo que yo quería aplicar para humanizar la economía, demasiado mecanicista entonces, así que lo perseguí hasta que me distinguió con una amistad y colaboración que fructificó en innumerables trabajos y la creación de la Spanish School of Fuzzy Logics. Más adelante seguimos colaborando en la Real Academia de Ciencias Económicas y Financieras, hasta que su obra fue reconocida en el 2004 con el Premio Kauffman de la Universitat Rovira i Virgili.
Pero además de en los automatismos y la economía, el legado de Zadeh perdurará también en la filosofía occidental, en nuestro concepto de tolerancia y de ciudadanía. Recuerdo cómo nos hablaba del comunismo totalitario que sufrió en su juventud en Azerbaiyán, parte entonces de la Unión Soviética, y de cómo insistía en que desconfiáramos siempre de los políticos que sólo ofrecen opciones binarias: o sí o no, o conmigo o contra mí.
Y es que la lógica difusa, como reivindicación de nuestra propia tendencia evolutiva a no caer en los extremos, es la rúbrica matemática de la tolerancia que nos ha traído la civilización. Su legado no puede estar más vigente.