Tàrrega cierra una edición menos concurrida y más familiar
La feria de teatro llevará sus creaciones al festival chileno Santiago Off
La Fira de Teatre al Carrer de Tàrrega ya ha cerrado las puertas de su 37.ª edición y, a la espera del balance final a mediados de esta semana, las cifras –y también un paseo por las calles principales de la ciudad–, indican que este año ha habido menos concurrencia de la habitual, especialmente comparada con el año anterior, que registró llenos por doquier. Ayer domingo la ciudad estaba especialmente animada y por primera vez costaba pasar por algunas calles, repletas sobre todo de público familiar. Pero no fue la tónica del viernes ni del sábado, día en el que se preveía una lluvia que efectivamente cayó pero sin alterar la programación. Día en el que, eso sí, hizo mucho frío, factor que, señalaron desde la organización de la Fira, probablemente desanimó a los que preveían pasar por la zona de acampada: este año el número de campistas ha caído casi un 30%, pasando de 3.315 a 2.400. En cambio, las entradas vendidas para los espectáculos de pago –muchos son gratuitos– han experimentado un descenso mucho más leve, de 14.450 a 13.500, con un 87% de ocupación.
El director ejecutivo de la Fira, Oriol Martí, apunta que en cualquier caso es difícil comparar con otras ediciones la asistencia real a simple vista porque este año han culminado el proceso de oxigenación del centro de la ciudad que venían llevando a cabo últimamente. No querían que las protagonistas fueran las enormes aglomeraciones de gente, señala, sino los espectáculos, y por eso han ido trasladando montajes de mucho éxito a lugares periféricos como el parque de Sant Eloi, donde han querido llevar entretenimiento de calidad y donde esta edición han triunfado entre otros los acróbatas kenianos The Black Blues Brothers. Martí asegura además que desde la dirección de la feria no están obsesionados con las multitudes. Además, explica que en el campo del negocio –porque Tàrrega es un gran festival y una fiesta pero sobre todo un gran mercado al que acuden los programadores en busca de espectáculos– esta edición ha registrado indicadores que muestran que el sector se está reequilibrando tras la crisis y se cierran contratos ya en la propia feria cuando en los últimos años sólo acostumbraba a haber contactos que luego fructificaban o no en negociaciones posteriores.
Jordi Duran, director artístico de la Fira, recordó que si este año el tema de Tàrrega ha sido la participación el próximo intentarán con los espectáculos una reflexión sobre el espacio público. Y anunció el acuerdo que han cerrado con el festival chileno Santiago Off, al que llevarán en enero “la marca y las producciones de Fira Tàrrega”. En concreto, llevarán proyectos de La industrial teatrera –sus Náufragos–, Joan Català y Roser Tutusaus, Ada Vilaró –una revisión de la pieza con la que ha abierto Tàrrega este año, una acción de 40 horas titulada urGENTestimar que involucraba a muchos colectivos ciudadanos que interactuaban en silencio, bajo el sonido amplificado del corazón de Vilaró, en la plaza Major– y Harinera, un colectivo catalanochileno que durante esta feria planteó una suerte de juego de rol alrededor de la especulación urbanística –el público se dividía en promotores inmobiliarios, políticos, medios de comunicación e incluso desheredados que han tenido que ocupar casas– en el que había que decidir si construir un gran complejo inmobiliario derribando un barrio.
Jordi Duran explicó también que si este año han iniciado una ventana de programación infantil junto a la Mostra d’Igualada para intentar exportar desde Tàrrega el teatro que se hace en Catalunya para los más pequeños, la apuesta crecerá, tanto porque hay posibilidad de negocio en el sector como por ofrecer buenos montajes al amplio público familiar que acude a la feria. En ese sentido, anunció que Tàrrega hará coproducciones en este campo.
El número de campistas ha caído de 3.315 a 2.400, y las entradas de pago han bajado de 14.450 a 13.500