Bibiana Steinhaus, primera árbitro de una gran liga europea
Bibiana Steinhaus, primera mujer que arbitra en una gran liga europea: Hertha-Werder
Un nuevo capítulo siempre necesita a alguien dispuesto a escribirlo. Todo mi respeto, ‘frau’ Steinhaus Ilkay Gündogan
En los años cincuenta, la Federación Alemana de Fútbol vetaba a las mujeres futbolistas. Interpretaba que podían lesionarse.
Se decía que la rudeza del fútbol era incompatible a los cánones estéticos. E incluso, que el órgano sexual femenino podía desplazarse a consecuencia de algún choque.
Ellas jugaban, aunque en la clandestinidad. Eran muchas, no se sabe cuántas. Hay quien habla de 40.000 jugadoras.
Cuando recibieron el OK, Bibiana Steinhaus (38) ya había nacido. Finales de los años setenta. Steinhaus mamaba el fútbol en casa, en Hannover: su padre había sido árbitro amateur.
Llegó a probar suerte como jugadora, aunque no daba el peso.
A los 16 años ya pitaba. En partidos femeninos. Y en categorías inferiores.
Lo hizo bien. Y se hizo grande. En el 2007 se multiplicaba. Trabajaba como agente de policía y silbaba en la Bundesliga II masculina. Expulsó a Kerem Demirbay, del Fortuna Düsseldorf, y escuchó sus insultos:
–¡Las mujeres no pintan nada en el fútbol masculino!
A Demirbay le cayeron cinco partidos. Y la obligación de arbitrar un partido júnior femenino...
En el 2010, Steinhaus dirigía encuentros del Mundial femenino de Japón. En el 2012, lo hacía en los Juegos de Londres. Y combinaba todo aquello con algunas oportunidades en la Bundesliga masculina, siempre como cuarto árbitro. Ahí toreó a Pep Guardiola. Conservan la escena en las hemerotecas. Y también en YouTube. Ocurrió en octubre del 2014. Estaban jugando el Bayern de Guardiola y el Borussia Mönchengladbach. En la banda, Guardiola, protestón, se aventuraba. Tendía el brazo sobre el hombro de Steinhaus. Ella se lo sacó de encima con un ligero movimiento. La prensa alemana se lo tuvo en cuenta. A Guardiola, conviene aclararlo. Le descalificaron: machista. Mano larga.
Steinhaus pasó de largo ante el incidente. Allí ganó otro round.
En primavera recibía una llamada. Era Lutz Michael Fröhlich, jefe de árbitros en la Federación Alemana de Fútbol:
–¿Está dispuesta a ser primer árbitro en la Bundesliga? –le preguntaba Fröhlich.
–Me quedé muda. Sentí incredulidad, alegría, alivio, curiosidad. Una catarata de sensaciones –contaba hace unas semanas.
Antes, penúltimo examen. En agosto, Bayern-Chemnitz, de la Copa alemana. Franck Ribéry quiso jugársela. Mientras colocaba el balón para lanzar una falta, Ribéry le desató el cordón a Steinhaus, que a su lado se encontraba. Ella estuvo rápida. Le golpeó en el brazo, una advertencia amistosa. Los expertos dicen que tomó la decisión acertada. Podría haberle mostrado la amarilla, por comportamiento antideportivo.
Esos mismos expertos también le dedicaron palabras feas a Ribéry. “Si hubiera sido un árbitro, en vez de una árbitro, ¿Ribéry se hubiera atrevido a hacerle la misma broma...?”, se preguntaban.
Fröhlich entendió que Steinhaus había pasado todas las pruebas. La convocó para el HerthaWerder Bremen de Bundesliga, ayer. El partido acabó 1-1, con una sola tarjeta amarilla, limpio y claro.
A las espectadoras, la entrada les salió a mitad de precio. A Steinhaus, eso le hizo poca gracia.
–Yo no debería ser noticia –dijo.