La Vanguardia

La paciencia tiene premio

Márquez vence en Misano en una última vuelta de infarto y recupera el liderato, empatado con Dovizioso

- Barcelona TONI LÓPEZ JORDÀ

Acostumbra­do como tiene al personal a ganar por aplastamie­nto –como hizo en sus jardines de Austin y Sachsenrin­g, pese a la oposición de Pedrosa y Lowes–, o por pillería, dominando el arte de la estrategia en el cambio de moto en las carreras flag to flag –como fue en Brno–, el triunfo de Marc Márquez ayer en Misano abre el abanico de habilidade­s y da un nuevo perfil del campeón: la paciencia. Sí: la elaboració­n, la cocción a fuego lento, la calma... en un piloto que se ha distinguid­o por su ímpetu (a veces excesivo). La victoria en Misano, cuarta del curso, fue el fruto de la paciencia, el aguante, la resistenci­a, la espera.

La paciencia tuvo premio. Y doble: el triunfo en una carrera de alto riesgo, con el asfalto mojado, pasto de caídas (9 se contabiliz­aron; 6 pilotos no acabaron), y la recuperaci­ón del liderato del Mundial, aunque compartido, igualado a 199 puntos con Andrea Dovizioso.

Con la lluvia en el cielo del Adriático, el asfalto empapado y el preaviso del baile de caídas, hasta 45, que hubo en Moto2 (22) y Moto3 (23), el duelo de Misano había que tomárselo más como un ejercicio de resistenci­a que de valentía. Así lo entendió Márquez, que ya se había ido al suelo tres veces en el fin de semana, la última vez en el warm-up matinal. “Después de esa caída y viendo las que hubo en las otras categorías, estuve un pelín retenido, sabía que no podía fallar, así que intenté gestionar la carrera de la mejor forma: decidí controlar a Dovizioso, viendo que al principio Jorge iba muy, muy rápido, y yo no me encontraba cómodo; que ganase Jorge...”, relataba Marc a Movistar TV.

El panorama que dibujó Lorenzo favorecía al 93. El balear arrancó como un relámpago, del 5.º de parrilla al 1.º en la primera curva, y con una confianza poco vista en él sobre mojado tiró fortísimo y llegó a abrir un hueco de 4,5 segundos en 6 vueltas... Pero entonces se cayó. Su momento de gloria fue efímero. “Ha sido una pena. La moto iba muy bien, estaba pilotando tranquilo, sin arriesgar y gestionand­o los neumáticos, pero en un momento perdí la concentrac­ión, al pensar qué configurac­ión electrónic­a debía poner, usé el freno trasero un poco diferente en esa curva 6 y salí volando”.

Fue entonces, 7.ª vuelta de las 28, cuando Petrucci tomó el mando. El italiano, consumado especialis­ta en agua, se llevó detrás a los dos colíderes, mientras que Viñales se quedó clavado en el 4.º. Dovi se descolgó definitiva­mente a falta de 7 giros, y sólo Marc aguantó el ritmo. Los dos se iban a jugar el triunfo.

Márquez adoptó la táctica más conservado­ra: aguantar detrás, estudiar al rival y atacar en el último suspiro, sin dar opción a réplica. Como un depredador, se lanzó en la última vuelta, en la frenada de final de recta, y Petrux ya no respondió, porque Marc abrió un hueco de seguridad. “Como casi me caigo, preferí ser 2.º; no me reprocho nada”, decía el italiano, que optó por no arriesgar. Lo contrario que Marc. “En la última vuelta tenía pensado acabar 2.º, pero me lo he pensado otra vez y me he dicho: ‘El Mundial está muy apretado y estos 5 puntos quizás te sirven en Valencia’”. Así que el 93 cruzó los dedos y se tiró a por la victoria. “Si no me hubiese caído en el warm-up, me habría caído en carrera. Las caídas llegan porque vamos al límite, que es lo que toca en esta parte de campeonato”.

Próxima estación, Aragón. Con el Mundial en igualdad extrema.

LA AMBICIÓN DEL CAMPEÓN “Pensé acabar 2.º, pero me lo he pensado otra vez y me he dicho: ‘Inténtalo por 5 puntos más’” IGUALDAD EXTREMA Márquez y Dovizioso empatan a 199 puntos en el liderato, con cuatro victorias cada uno, a falta de 5 GP

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ANDREAS SOLARO / AFP Marc Márquez celebra en Misano su cuarta victoria de la temporada

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