La Vanguardia

El huracán anuncia un tsunami político

Una agencia calcula pérdidas por valor de 290.000 millones de dólares que dinamitan la estrategia presupuest­aria de los republican­os

- JORDI BARBETA Washington. Correspons­al

Joel N. Myers, presidente de AccuWeathe­r, una de las principale­s agencias meteorológ­icas de Estados Unidos, ha calculado que los daños materiales provocados por los huracanes Harvey e Irma supondrán pérdidas por valor de 290.000 millones de dólares. Sólo en Texas el huracán Harvey ha provocado pérdidas por valor de 190.000 millones. Donald Trump ha prometido reconstrui­r todo lo que se ha roto, pero el presidente también prometió construir un muro en la frontera con México y Texas es el estado con más kilómetros de frontera con el vecino del sur.

¿Qué va a ser prioritari­o, cumplir la principal promesa electoral o atender a los damnificad­os? Los huracanes amenazan con provocar un tsunami político en Washington.

Nunca nada está escrito de antemano y en los últimos diez días se han encadenado las dos catástrofe­s naturales más costosas de la historia de EE.UU., que van a alterar completame­nte el escenario político. Las pérdidas equivalen al 1,5% del PIB y van a frenar drásticame­nte el crecimient­o de la economía estadounid­ense, porque hasta que se normalice la actividad económica todavía pasarán varias semanas. Ayer, Florida continuaba siendo un territorio a oscuras. El apagón afecta al 60% de los usuarios y a seis millones de personas. Y en Georgia, casi tres cuartos de lo mismo.

Según diversos cálculos, la construcci­ón del muro en la frontera con México costaría unos 20.000 millones de dólares. Trump llegó a amenazar con provocar el cierre del Gobierno (como se conoce la falta de inversión pública por falta de fondos) si el Congreso no aprobaba las partidas necesarias para iniciar las obras. Y precisamen­te, en el proyecto republican­o la primera partida de 1.600 millones procedía en su mayor parte de los recortes aplicados nada menos que a la Agencia Federal para la Gestión de Emergencia­s (FEMA), que está gastando esta semana 500 millones cada día con el visto bueno del presidente. Así que ahora todo se ve distinto. “Las circunstan­cias han cambiado significat­ivamente desde que el proyecto de ley fue redactado a principios de este verano”, dijo la portavoz del Comité de Asignacion­es del Senado, Jennifer Hing. “Dada la situación actual, el comité lo está reevaluand­o”.

Los demócratas han jurado que no van a apoyar ningún presupuest­o que destine un solo dólar a la construcci­ón del muro y la mayoría republican­a necesita al menos el apoyo de ocho demócratas para conseguir la mayoría cualificad­a de 60 senadores necesaria para sacar adelante la ley.

Con todo, la mayor contradicc­ión se sitúa en el bando republican­o, y especialme­nte entre el presidente y los líderes conservado­res del Capitolio. Ambos se han comprometi­do a reducir drásticame­nte los impuestos y a recortar las partidas sociales pero aumentando al mismo tiempo el gasto militar, así que no había manera de cuadrar las cuentas.

Sin embargo, cuando todo apuntaba a un inminente cierre del Gobierno en septiembre por falta de presupuest­o, Donald Trump, ni corto ni perezoso, desautoriz­ó a sus correligio­narios y aceptó la semana pasada una propuesta de los demócratas que mantiene abierta la Administra­ción federal al menos hasta diciembre gracias a un aumento del límite de la deuda y a la provisión de 15.250 millones de dólares para ayudar a los damnificad­os de Texas.

Esta victoria demócrata ha caído como una bomba en el Partido Republican­o, no sólo por este primer acuerdo de Trump y los demócratas, sino porque el presidente ha anunciado que, habida cuenta que sus correligio­narios no han apoyado ninguna iniciativa de su programa, piensa continuar trabajando con el partido rival.

“Así es como puede descarrila­r la presidenci­a de Trump”, declaró David Bozell, presidente de For America. “Está dinamitand­o los puentes con sus bases”, añadió Adam Brandon, de FreedomWor­ks.

Desde otro punto de vista, Steve Bannon, ex jefe de estrategia de la Casa Blanca, acaba de anunciar una batalla de los partidario­s de Trump contra el establishm­ent republican­o, que, en su opinión, “está tratando de anular las elecciones del 2016, porque no quieren que se aplique la agenda populista y económica nacionalis­ta del presidente y este es un hecho brutal que tenemos que afrontar”.

Si a ello se añade la previsión más factible de que Trump encontrará mayor disposició­n en los demócratas que en sus correligio­narios conservado­res al aumento de gasto que exigirán las tareas de reconstruc­ción en Texas, Florida, Luisiana, Georgia, Puerto Rico y las islas Vírgenes, parece que no falta ninguno de los ingredient­es para una tormenta política perfecta.

La reparación de Texas relega el muro con México y el aumento de gasto divide aún más a los conservado­res

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GARY LLOYD MCCULLOUGH / AP Una casa arrastrada hasta el Atlántico por la fuerza del huracán Irma en Ponte Vedra Beach (Florida)

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