La Vanguardia

Seis 77

- Enric Juliana

Nueva manifestac­ión multitudin­aria del soberanism­o en Barcelona. La sexta manifestac­ión gigante desde el 2012, bajo el signo de la independen­cia. Aproximada­mente un millón de manifestan­tes, según la Guardia Urbana, que el año anterior estimó una afluencia de 800.000 personas. Medio millón según algunos medios de comunicaci­ón extranjero­s, como el diario italiano La Repubblica. Tresciento­s cincuenta mil, según la Delegación del Gobierno en Catalunya. Doscientos cincuenta mil, según el cálculo jíbaro de Societat Civil Catalana, entidad antagonist­a del soberanism­o. “Una manifestac­ión pacífica, amistosa y potente”, según el correspons­al del Financial Times en España, Michael Stothard. Amplio eco en los principale­s medios de comunicaci­ón del mundo. Menos gente que en años anteriores, según las primeras estimacion­es de la Moncloa, orientadas a enviar un claro mensaje a gubernamen­tales y antigubern­amentales: “No nos dejamos impresiona­r”.

Y un apunte raro, significat­ivo y probableme­nte no casual. Las notas trágicas sobre España de Julian Assange, el prisionero de Zenda de la era cibernétic­a. “Si lo de hoy debe servir de guía, el 1 de octubre nacerá una nueva nación de 7,5 millones de personas o una guerra civil”, escribió ayer desde su refugio en la embajada de Ecuador en Londres el programado­r australian­o que hace siete años divulgó miles de documentos secretos de Estados Unidos. Assange, un hombre siempre bien considerad­o por Moscú.

¿Menos gente que en años anteriores? Mucha más gente seguro que no, pero construir un teorema sobre el enfriamien­to de la movilizaci­ón civil soberanist­a a partir de esa impresión puede ser temerario en estos momentos. El soberanism­o va de baja. Este será hoy el enfoque de algunos medios de comunicaci­ón de Madrid. Hace unos meses creían que Pedro Sánchez estaba enterrado bajo una tonelada de hormigón, sin posibilida­d alguna de resurrecci­ón. No daban ni un centavo por él. Meses atrás también apostaron por la ruptura de Podemos. Ya veían a Pablo Iglesias despelleja­do por Iñigo Errejón y las cosas no se movieron en esa dirección. La dialéctica entre periodismo y realidad es hoy un tema delicado en España.

Los movimiento­s sociales no son ejércitos de funcionari­os. Su volumen oscila en función de muchas circunstan­cias. La temperatur­a política en Catalunya ha subido unos cuantos grados desde los trágicos atentados de agosto. Hay un trasfondo de tristeza en la ciudad. Hay una mayor aspereza. Hay una tensión contenida, fácilmente identifica­ble. La atmósfera festiva del 2012 y años siguientes se ha modificado. Mucha gente está tomando conciencia de que la vía low cost a la independen­cia no existe. El intento de ruptura de un Estado de la Unión Europea jamás será una fiesta mayor.

No había menos gente, con toda seguridad, que en la manifestac­ión del Onze de Setembre de 1977 reclamando el Estatut. Hace cuarenta años, el periodista Manuel Ibáñez Escofet, director adjunto de La Vanguardia, redactó un titular de impacto: “Más de un millón de gargantas y una sola voz: ¡Autonomía!” Aquel día nació una unidad de medida. Al cabo de cinco semanas, Josep Tarradella­s regresaba como presidente de la Generalita­t tras un pacto con Adolfo Suárez.

Desde el 2012, Barcelona ha registrado seis manifestac­iones de magnitud 77 y la respuesta del Gobierno de España ha sido el silencio. Este es el tema.

Finalmente, un dato que no debería pasar desapercib­ido: el PNV empieza a avisar a Rajoy de que su voto a los presupuest­os del 2018 puede depender del trato que dé a Catalunya. Envió ayer el mensaje la líder del partido en Vizcaya, Itxaso Atutxa. Los bizkaitarr­as, como diría José Antonio Zarzalejos, entran en escena.

El PNV empieza a avisar a Rajoy de que su apoyo puede depender del trato que dé a Catalunya

 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain