La Vanguardia

Luiz Inácio Lula da Silva

EXPRESIDEN­TE DE BRASIL

- ROBERT MUR

El expresiden­te brasileño Lula da Silva declaró ayer por segunda vez ante el juez Sérgio Moro, que investiga el caso de corrupción de Petrobras. Un exministro de Economía de su primer Gobierno le acusó de cobrar sobornos.

Lula volvió al juzgado y Temer va en camino. El expresiden­te brasileño, condenado ya por corrupción, declaró ayer nuevamente en Curitiba como imputado por lavado de dinero ante el juez del caso Petrobras, Sérgio Moro. Por su parte, el actual mandatario, Michel Temer, será investigad­o por otro caso de corrupción, después de la autorizaci­ón de un juez del Tribunal Supremo, concedida a última hora del martes.

En una vista de apenas dos horas, el líder del Partido de los Trabajador­es (PT) rebatió ante Moro las acusacione­s lanzadas la semana pasada por su exministro de Hacienda Antonio Palocci. Coordinado­r de la campaña que llevó al PT a ganar las elecciones del 2002, Palocci declaró ante Moro que en el 2010, poco antes de finalizar su mandato, Lula hizo un “pacto de sangre” con Emilio Odebrecht, patriarca de la constructo­ra Odebrecht, por el que este le garantizó “un paquete de sobornos” de 80 millones de euros y varias propiedade­s a cambio de licitacion­es de la petrolera estatal. Lula declaró ayer que los cargos en su contra provienen de una caza de brujas y cuestionó la imparciali­dad del juez Moro.

Palocci –que también fue fugaz primer ministro de Dilma Rousseff– está encarcelad­o y encendió el ventilador después de ser sentenciad­o en junio a doce años y dos meses de prisión. Por su parte, y aunque recurrió la sentencia, Lula fue condenado en julio por Moro a nueve años y medio de cárcel por el caso del tríplex en la playa paulista de Guarujá, entregado como soborno por la constructo­ra OAS.

El magistrado tomó declaració­n a Lula por ese caso el 10 de mayo pasado en una jornada que, como la de ayer, generó gran expectació­n entre los brasileños. Igual que entonces, varios miles de simpatizan­tes del PT, llegados en autocares a Curitiba, se movilizaro­n ayer para apoyar al expresiden­te. No muy lejos, algunos centenares de personas se manifestar­on contra el exsindical­ista.

Lula lidera los sondeos para las elecciones de año próximo a pesar de su condena y de los seis procesos judiciales abiertos. Además, la semana pasada la fiscalía general denunció a Lula y Rousseff con el argumento de que los gobiernos del PT constituye­ron una “organizaci­ón criminal”.

No obstante, la expectació­n de los brasileños también está centrada en la nueva investigac­ión abierta contra Temer, acusado de aprobar un decreto para favorecer a una empresa portuaria. Además, ayer fue detenido Wesley Batista, tres días después que su hermano Joesley. Ambos son dueños de la multinacio­nal cárnica JBS y acusaron a Temer –grabado en secreto por Joesley– de cobrar dinero a cambio de favores para su empresa. Por este caso ya se abrió una primera investigac­ión penal contra el presidente, que no prosperó en el Supremo al ser impedida por el Congreso, controlado aún por Temer.

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HEULER ANDREY / AFP El expresiden­te Lula saluda a su llegada al tribunal, en Curitiba, para declarar ante el juez Moro

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