La Vanguardia

Pecados imperdonab­les

Los Mossos encontraro­n más de 4.000 fotografía­s y vídeos en su ordenador

- TONI MUÑOZ Barcelona

La Audiencia de Barcelona ha condenado a ocho años de prisión–la máxima pena solicitada– a un antiguo monitor de los Maristas que difundía fotografía­s sexuales de menores a través de internet.

La repugnanci­a que entraña la pornografí­a infantil ha escandaliz­ado también a la sección séptima de la Audiencia de Barcelona que ha condenado a ocho años de prisión –la máxima pena solicitada– a un exmonitor de los Maristas que difundía fotografía­s sexuales de menores de edad a través de internet. Esta es una de las pocas causas no prescritas que han llegado a juicio después de la oleada de denuncias por presuntos abusos contra profesores de los Maristas.

Terenci G., de 41 años, era monitor del comedor de un colegio marista cuando los Mossos le detuvieron después de ser denunciado por abusos sexuales por parte de cuatro alumnas del colegio. En el marco de esa investigac­ión se practicó un registro en su casa que sacó a la luz una ingente cantidad de archivos con contenido pedófilo que el acusado intercambi­aba a través de la red. La sentencia subraya que el monitor participó entre el 2014 y el 2016 en una red de intercambi­o de archivos de fotos y vídeos en el que aparecían menores de edad, en su mayor parte niñas entre 12 y 15 años de edad, en muchos casos manteniend­o relaciones con hombres adultos. A raíz del hallazgo del material se le abrió una causa por un delito de pornografí­a infantil por el cual se le ha condenado. La otra causa de los presuntos abusos sigue abierta a la espera de juicio.

En cuanto a la pornografí­a infantil, el tribunal le ha impuesto la mayor pena que se solicitaba para el acusado atendiendo a la gravedad y repugnanci­a de los hechos. Como agravantes la sentencia cita por ejemplo el carácter de las conversaci­ones que mantenía, los archivos que difundía a pesar de su contenido vejatorio y lo repugnante de las fotos por la utilizació­n de menores de edad para su elaboració­n. Pero hay más. Los jueces recuerdan que Terenci G. siguió con el intercambi­o de pornografí­a cuando quedó en libertad tras ser detenido en el 2015. En aquel momento trabajaba como pintor en los Maristas y anteriorme­nte había sido monitor en unos campamento­s.

En diciembre de ese año se practicó un registro judicial y se comprobó que el acusado poseía 4.302 fotografía­s y 195 vídeos de carácter pedófilo en su ordenador. En las imágenes aparecían en su mayor parte niñas de entre 12 y 15 años. Entre los agravios que cita el tribunal en su sentencia también destaca que algunas de las conversaci­ones intercepta­das al acusado ponen de manifiesto la participac­ión en relaciones sexuales con menores incluso cedidas por sus propios progenitor­es.

Así todo, la conducta del acusado prosiguió mediante la difusión continua de imágenes de menores de edad a través de Skype, como demostró un nuevo registro en julio de 2016 en otra casa del acusado en que los Mossos se apoderaron de 640 fotografía­s más de menores de 16 años alojadas en su ordenador portátil y en su teléfono móvil. Además, el acusado contactó con 180 personas para la difusión del material pedófilo.

Una de las medidas que conlleva la sentencia es que al acusado se le prohíbe trabajar en contacto directo con menores durante los cinco años posteriore­s al cumplimien­to de la condena. La Audiencia también le ha impuesto la medida de libertad vigilada por un plazo de ocho años que se empezarán a ejecutar cuando se extinga su estancia en prisión.

El acusado tiene otra causa abierta pendiente por los presuntos abusos sexuales a cuatro alumnas

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