El PP aceptará la comisión que propone Sánchez para abordar la crisis catalana
Socialistas y Ciudadanos blindan al presidente y posponen a octubre cualquier debate sobre el modelo territorial
Es un sí con condiciones, pero a día de hoy, el PP, con Mariano Rajoy a la cabeza, está dispuesto a apoyar la creación de la comisión propuesta por el PSOE para que el Congreso estudie el modelo territorial, lo que se ha dado en llamar la comisión sobre Catalunya. La iniciativa, ya registrada por el PSOE, debe ahora seguir los trámites previstos para cualquier otra iniciativa, hasta que la apruebe un pleno del Congreso, lo que dificilmente será antes de la fecha prevista para el referéndum convocado por Puigdemont.
Es una de las razones que llevan al PP a aceptar apoyar la creación de esa comisión, ya que para los populares es importante que primero actúe la Justicia contra las acciones consideradas ilegales, y después se podrá abrir el debate político. Pero lo que más ha influido en el PP para decidirse a dar un voto afirmativo a dicha comisión es el redactado de la propuesta por parte de los socialistas, que evita la palabra plurinacionalidad y tampoco se refiere a una reforma constitucional, que el PSOE ha pedido en muchas ocasiones y tiene intención de promover.
Lo que el PSOE ha registrado es una comisión de estudio “para la evaluación y modernización del estado autonómico”, y las fuentes del PP consultadas aseguran que, “en esos términos”, apoyan la iniciativa. Es la gran condición para darle el sí, porque “si lo que se pretende sin decirlo es liquidar el actual modelo territorial” el PP no lo apoyará.
Como tampoco admitirá que de esa comisión salga una reforma de la Constitución, que a juicio de los populares, de hacerse, debe plantearse en otro foro, la comisión Constitucional, y con otros objetivos ya definidos. El PP estará muy atento hasta el último momento, incluso el día en que se debata su creación, para ver las intenciones de los socialistas, pero su disposición es “votar sí para evaluar el Estado autonómico”, cosa que a su juicio no requiere de una reforma constitucional.
El PSOE y Ciudadanos, pese a los codazos y los tirones que se propinan, mantienen en todo caso blindado a Rajoy en el debate catalán hasta el 1-O. Pedro Sánchez y Albert Rivera arropan al presidente del Gobierno en la defensa de la legalidad, pese a que ambos, cada uno por su lado, le demandan abrir la puerta al diálogo. Pero no antes del 1-O. Sánchez aceptó que Rajoy no quiera dar luz verde a su comisión hasta entonces, admitiendo que ya es muy importante que se haya mostrado dispuesto a hacerlo después. Y ayer Sánchez comunicó al líder de Podemos, Pablo Iglesias, que consideraba “conveniente” que la comparecencia de Rajoy en un pleno monográfico del Congreso se produjera “tras el 1-O”. “Todo debate que ayude a fortalecer a las instituciones, que sume y no divida, contará con nuestro apoyo”, le dijo el líder del PSOE. La petición de comparecencia de Rajoy anunciada por Xavier Domènech y registrada ayer por Unidos Podemos reclama, precisamente, que sea antes del 1-O para que el presidente explique “cómo piensa resolver esta crisis”. El PSOE también rechazó sumarse a la reclamación conjunta impulsada por el PDECat para que el fiscal del Estado comparezca en la comisión de Justicia del Congreso y explique su orden de investigar a todos los alcaldes que respaldan el referéndum del 1 de octubre.
Albert Rivera, a su vez, demandó ayer a Rajoy, en la sesión de control en el Congreso, que abra “un debate sereno y riguroso para actualizar y reforzar la Constitución”. Pero después del 1-O. Y Rajoy también dejó la puerta abierta: “Hoy la prioridad no es tanto la reforma de la Constitución, de la que estoy dispuesto a hablar, sino su defensa”. “Estoy dispuesto a hablar, pero antes es conveniente dar la batalla que estamos dando”, dijo. Rivera aprovechó para tachar de “comisión show” la iniciativa de Sánchez para debatir sobre el modelo territorial, lo que enfureció al PSOE.
CARMEN DEL RIEGO JUAN CARLOS MERINO Rajoy antepone ahora la defensa de la Constitución a su reforma, aunque no cierra la puerta