Colau se suma a la protesta de los alcaldes investigados
El gesto de la alcaldesa acrecienta la irritación de sus socios socialistas Rajoy pide al Govern que vuelva a la legalidad
El president llama al Estado a “no subestimar la fuerza del pueblo de Catalunya” “Encontrarán a un solo pueblo en defensa de derechos y libertades”, avisa la alcaldesa
El acto de protesta por la investigación a que son sometidos los más de 700 alcaldes que colaboran en la celebración del 1-O se convirtió, ayer, en una exhibición de unidad del soberanismo –independentistas y comunes– en defensa del referéndum, pero, sobre todo, en contra de “la persecución de los derechos y las libertades” que unos y otros entienden que está ejerciendo el Gobierno español en su intento de frenarlo. Este fue, de hecho, el mensaje principal que recibieron del Govern, encabezado por el presidente Carles Puigdemont y el vicepresidente Oriol Junqueras, y de la alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, que desde un lado de la plaza de Sant Jaume se sumó al otro en defensa de los representantes del mundo municipal señalados por la Fiscalía.
El presidente de la Generalitat les agradeció el compromiso adquirido con el 1-O y denunció el “comportamiento antidemocrático” de un Estado que “ha incautado libertades fundamentales”, frente al que recetó, “como única respuesta posible, más democracia y más libertad”. El destinatario del mensaje central de Carles Puigdemont era, sin embargo, “el sistema político español” –y no sólo “los que nos amenazan”, sino también “los que se lo miran de perfil” y “los que siguen negando la evidencia”–, a los que no dudó en avisar: “Que no subestimen la fuerza del pueblo de Catalunya”. “Porque pueden tener muchas mazas, muchos boes, pero no tienen el pueblo de Catalunya, y que no subestimen a un pueblo que ha tomado la decisión de decidir, de plantarse ante un comportamiento antidemocrático”, subrayó a modo de réplica a la advertencia formulada el viernes por Mariano Rajoy en el sentido de “no subestimar la fuerza de la democracia española”.
“El 1-O votaremos no sólo porque tenemos derecho, sino porque el pueblo de Catalunya dice que quiere votar”, proclamó el jefe del Govern ante los alcaldes que, varas en alto, llenaban la galería gótica y el patio de carruajes del Palau de la Generalitat. Unos alcaldes a los que Oriol Junqueras, por su parte, había trasladado el mensaje de que el 1-O se estaba convirtiendo en una votación “en defensa de la democracia y las libertades fundamentales” y al que ellos respondieron, por boca de los presidentes de la Associació de Municipis per a la Independència (AMI) y la Associació Catalana de Municipis (ACM), Neus Lloveras y Miquel Buch –explícitamente querellados por la Fiscalía–, con el compromiso de “no dar ni un paso atrás” en la preparación del referéndum.
Antes de la imagen de reafirmación en el Palau de la Generalitat –que recordaba la del 2014 con ocasión del 9-N, entonces con Artur Mas como presidente–, los representantes del mundo municipal habían sido recibidos en el patio del Ayuntamiento de Barcelona por Ada Colau, que les expresó también su solidaridad y puso el énfasis especialmente en la “persecución de los derechos y las libertades” que está llevando a cabo el Gobierno español. Una situación de “intimidación y amenaza”, a su juicio “inaudita en democracia”, que constituye una “vergüenza”, y a la que contrapuso la “unidad” de “los que quieren que Catalunya pueda decidir libremente su futuro” y de “los que defienden los derechos y las libertades fundamentales”. “Por encima de las diferencias tenemos puntos en común”, recalcó la alcaldesa de Barcelona, que aseguró que “esto no va de independencia sí o no, sino de nuestros derechos y nuestras libertades” y que “el Estado tiene que saber que, por encima de estas diferencias, Catalunya es un solo pueblo que defenderá los derechos y las libertades con la unidad de toda la sociedad”.
El discurso de la líder de los comunes quedaba claro que no era el mismo que el del máximo representante en estos momentos del bloque independentista, el presidente de la Generalitat, pero por encima de todo el interés de uno y otro era mostrar sintonía en un mínimo común denominador frente al Gobierno español, que en las últimas horas se ha visualizado también en la carta conjunta a Mariano Rajoy en la que le piden pactar el referéndum y le censuran su “ofensiva de represión sin precedentes”. Una sintonía que volvió a ponerse en evidencia cuando Ada Colau acompañó a los alcaldes hasta la salida del Ayuntamiento y Carles Puigdemont los fue a recibir a la puerta, con ostensibles intercambios de saludos y comentarios ante las cámaras. La participación de la alcaldesa, sin embargo, acabó aquí. No cruzó la plaza de Sant Jaume hasta el Palau de la Generalitat, a diferencia del resto de la comitiva, que recibió el apoyo de algunos miles de personas que, entre estelades, la llenaban y ocupaban incluso las calles adyacentes, con cánticos en favor de la independencia y de votar el 1-O y otro que se ha hecho viral desde los atentados del 17-A: “No tinc por”.
Un acto de respaldo a los alcaldes, en todo caso, al que Carles Puigdemont asistió después de haberse reunido a primera hora en Girona con el presidente del PNV, Andoni Ortuzar, de visita en la ciudad para participar en un acto benéfico. Un encuentro, de una hora, que, según tuiteó el dirigente del PNV, sirvió para que los dos coincidieran en que “el diálogo es necesario antes y después del 1-O”.